Por fin, llega el mes de Octubre y arranca una nueva temporada de la máxima competición continental. Se nos avecina una Euroliga novedosa, con un formato rompedor destinado a ampliar la duración y la calidad de la competición. Durante los próximos seis meses, los quince mejores equipos del continente irán visitando uno a uno el Palacio de los Deportes para medirse al nueve veces campeón de Europa. Y sería irresponsable por nuestra parte no estar preparados. Por ello, de ahora en adelante y a través de esta sección, analizaremos antes de cada partido en casa a uno de los jugadores del equipo rival.
Por si hubiera pocas ganas de Euroliga, el Real Madrid se estrena en ella recibiendo a Olympiacos, bestia negra primero y víctima después del equipo de Pablo Laso. Puesto que los duelos contra los de El Pireo se han repetido hasta la saciedad en los últimos años, cabe pensar que los Spanoulis, Lojeski, Printezis o el retornado Papanikolaou son de sobra conocidos por todos. Por ello, hoy nos centramos en otro jugador que, si bien lleva muchos años en el conjunto heleno, nunca ha acaparado los focos de la misma manera que el resto de jugadores. Sin hacer mucho ruido y en un segundo plano, pero el puesto de base titular en Olympiacos es para Vangelis Mantzaris.
Para describir el comportamiento de Mantzaris (Atenas, Grecia, 1990) sobre la pista nos podrían bastar dos palabras: inteligencia y efectividad. Porque el heleno no es un prodigio físico (aunque su 1.94 de estatura lo hace superior a la mayoría de jugadores con los que se empareja), tampoco un anotador de primer nivel y ni siquiera está entre los mejores de la Euroliga en asistencias. Lo que sí es Mantzaris es un acompañante perfecto para un jugador que necesita balón como Spanoulis: poco ego, solidaridad en ataque, trabajo en defensa y una gran ayuda a la hora de generar espacios, lo que provoca que un jugador con más talento como Hackett siga sin arrebatarle la titularidad. Cuando el ’17’ de Olympiacos sube el balón e inicia la jugada sabe que este difícilmente acabará en sus manos, que el protagonismo está destinado a otros. No importa. Encuentra su posición y espera. Y cuando la defensa se cierra sobre Spanoulis u otro de sus compañeros, estos saben que en Mantzaris tienen un socio con el que nadie cuenta, al que nadie espera pero que sabe ser tan letal como ellos.
Un base que cierra bien el rebote gracias a su talla y aporta seguridad a la hora de subir la bola. Intensidad en el lado defensivo, tanto defendiendo hombre a hombre como tapando líneas de pase. Mantzaris es un jugador al que cuesta desbordar y que aguanta el cuerpo a cuerpo. Poco a poco va ganando protagonismo en ataque, pasando de ser un mero asistente a un jugador capaz de resolver por sí mismo, sirva como prueba el 44% en triples con el que cerró la temporada pasada, a pesar de lanzar más de 3 por encuentro o el 6/6 desde más allá del arco con el que destrozó al Madrid en el Pireo durante la temporada pasada. Con un Spanoulis que supera ampliamente la treintena y un formato de competición que perjudicará a los más veteranos, cabe esperar que esta tendencia vaya a más y con ella el protagonismo de Mantzaris.
A sus 26 años, afronta su sexta temporada en Olympiacos, donde llegó tras despuntar desde muy joven en el Peristeri. Ya con 115 partidos en Euroliga a sus espaldas (107 de ellos como titular) conoce de sobra los rivales a los que se va a enfrentar este año. Con dos Euroligas (2012, 2013) en el zurrón, el base de Atenas vivió los años gloriosos de Olympiacos, pero afronta una temporada complicada tanto en Europa como en Grecia, donde Panathinaikos ha tirado de talonario para destronar a los de El Pireo. Por ello, disfruten o sufran con Spanoulis, Lojeski, Papanikolaou o Printezis. Pero con el rabillo del ojo no pierdan de vista a Mantzaris.
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