Primer cuarto de esperanzas y decisión, en la que Lituania salía toda decidida a plantar cara a la gran rival del Mundial, por su lado, Estados Unidos salía errático y muy condicionado por una fuerte defensa que les hacía encontrarse rápidamente con problemas de faltas. Por parte de los lituanos, Juskevicius junto a Kuzminskas, guiaban su equipo aguantando el marcador en unos minutos de máxima igualdad. Así, Klay Thompson era el encargado de mantener a flote a su equipo con una pequeña diferencia al final del primer cuarto 21-16.
Seibutis por su parte comenzaba el segundo cuarto anotando para los lituanos con la misma dinámica del encuentro. Máxima igualdad pero una ligera ventaja para USA con buenos momentos de Thompson. Por su parte, Kuzminskas era el máximo protagonista del equipo lituano. Curry también sacaba su valía en este segundo cuarto, que aunque siguiese la igualdad de toda la primera mitad, todos esperaban a que ocurriera el cambio, cambio en el que USA sacaba su mejor cara y se llevaba el partido en unos minutos.
No ocurriría hasta el inicio del tercer cuarto, con 43 a 35, Harden empezaba el festín de anotación con un triple que los colocaba a más de diez puntos. Esta pequeña ventaja se vería agrandada solo unos instantes después, con otro tiro de tres puntos de Curry y anotaciones de Davis, pero es otro triple de Harden lo que hace pedir tiempo muerto al equipo lituano, Estados Unidos se estaba escapando del encuentro. Juskevicius intentaba hacer algo, junto a Martynas Pocius, que cumplía unos grandes momentos del partido, pero ya estaba todo perdido y una antideportiva pitada a Motiejunas, rompe definitivamente el partido con un final del tercer cuarto 76 a 49.
Pocius seguía en la línea de su gran defensa y la anotación de Kuzminskas eran las últimas balas de los lituanos en este encuentro. Estados Unidos ya había ganado el partido en 5 minutos, al inicio de la segunda mitad y ya solo quedaba la espera de la bocina que indicase el final del partido. El momento de las estrellas había llegado y Harden, Faried y Curry no se lo querían perder. Triples, robos de balón, gran acierto en tiros de dos, habían sentenciado el partido en el que Estados Unidos firma su pase a la final por 96 a 68.
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