Una España de dos caras, una España completamente bipolar es la que hemos podido ver hoy en el Mercedes Benz Arena de Berlín en el choque disputado entre el combinado dirigido por Sergio Scariolo e Islandia, con victoria para los nuestros por un marcador de 99-73 con la destacada actuación de Nikola Mirotic (22 puntos) y Pau Gasol (21 puntos).
Sentimientos encontrados son los que produce el combinado español. En el encuentro disputado esta noche en territorio alemán España ha vuelto a mostrar la imagen que nadie quiere ver durante los primeros veinte minutos de partido, donde la desidia, la falta de actitud y defensa sobre la pista han privado al combinado nacional de sentenciar el trámite contra el conjunto islandés antes del descanso.
Scariolo sigue parecer fiel a su idea de que el juego de la selección debe jugar en torno a los interiores, de otro modo es inexplicable de nuevo el planteamiento de España, prácticamente incapaz de hacer entrar en juego a sus exteriores durante la primera mitad, en la cual Islandia llegó a estar por delante a mediados del segundo cuarto por 36-33, desventaja que afortunadamente Pau Ribas (el exterior más fiable en lo que llevamos de campeonato con diferencia) y Sergio Rodríguez con dos lanzamientos desde el perímetro lograban anular para llegar finalmente al ecuador con un tanteo favorable a los nuestros de 36-41.
El segundo tiempo mostró la España que deseamos ver en acción, ese equipo con garra y orgullo que no quiere dejar títere con cabeza. Aumentó el nivel de intensidad y defensa y los exteriores comenzaron a entrar algo más en juego, aunque ni mucho menos en exceso (65 de los 99 puntos han procedido de jugadores interiores). Se ha visto una mejor cara de Llull y el Chacho, y es que cuando España corre estos dos jugadores sonríen, pese a alejarse aún mucho de la versión que son capaces de ofrecer ambos jugadores con el Real Madrid.
Trámite superado y mañana a partir de las 17:45 choque decisivo contra la Alemania de Nowitzki y Schröder. Duelo a vida o muerte frente al combinado teutón con ambos equipos obligados a ganar para no depender de terceros en su fin de lograr el pase a cuartos de final.
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