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Editorial – Pablo Laso y el fantasma de Woodrow Wilson

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“Un conservador es alguien que no hace cambios y consulta a su abuela en caso de duda”

Con esta frase definía Woodrow Wilson, presidente de los EEUU durante la Primera Guerra Mundial, lo que significaba para él ser conservador. No sin sorna, un hijo de presbiterianos criticaba el peligro de mantener postulados conservadores e inmovilistas en periodos belicistas a pesar de estar perdiendo una guerra.

Si extrapolamos esta frase a la situación actual de nuestro querido Real Madrid Baloncesto y la particular guerra que está librando estas últimas semanas en el TOP16, podemos encontrar síntomas de ese estado inmovilista que tanto criticaba el polémico Wilson a comienzos del siglo XX. Tenemos un equipo que ha mejorado su roster considerablemente en los últimos años. De eso no hay duda. Primero con las incorporaciones de Ayón, Nocioni, Maciulis y KC Rivers que demostraron con creces su buen hacer en la pista en momentos clave de la temporada precedente y el verano pasado con varios refuerzos de los que se esperaba que, desde un rol de especialistas, nos ayudasen a mejorar en varias facetas del juego en las que flojeábamos: un alero atlético y explosivo que, a priori, encajaba a la perfección en el Lasosystem, un cuatro abierto con una muñeca de seda, capaz de amenazar desde la línea de triple y generar pasillos y espacios en la zona y dos jóvenes con talento y capacidad ya en el presente de dar descansos a piezas clave del equipo como Ayón, Llull o Chacho cuando fuese menester principalmente en liga ACB pero también en Euroliga. Si bien es cierto que la salida de Marcus Slaughter en pleno mes de agosto nos trastocó un poco los planes iniciales en cuanto a planificación de plantilla se refiere, desde hace unas semanas contamos con un jugador que, aunque no es exactamente el mismo perfil que el norteamericano, si aporta en intensidad defensiva y rebote con el plus añadido de poseer bastantes más recursos para anotar que nuestro querido Marquitos. Vale, MVP Ndour no entra dentro de nuestro apartado de reproches. Entendemos a Laso.

Todos, repito todos, fichajes efectuados con el aval y bendición de Pablo Laso, que, de momento, no los ha conseguido acoplar en la rotación habitual. Al principio de la temporada podríamos aludir a una causa bastante convincente: plagas de lesiones y mala preparación con una pretemporada a medias debido al Mundialito de clubes y el Eurobasket. Pero yo quiero centrar el foco de atención en cómo se ha gestionado el equipo en estos últimos dos meses de competición. Todos sabemos que buena parte de los éxitos o fracasos de un equipo se comienzan a fraguar a partir de febrero, en pleno TOP16 de la Euroliga y con el primer título en juego, la Copa del Rey. Por eso es en este periodo cuando más se deben regular los esfuerzos y meter en dinámica positiva a jugadores de cara a la fase decisiva de la temporada.

¿Taylor no sirve? ¿Thompkins no sirve? ¿Doncic no sirve? ¿Willy no sirve? Una plantilla tan amplia y versátil como la nuestra esta temporada, con 14 efectivos de primer nivel, no debería parapetarse tan frecuentemente detrás de una rotación conservadora con los 7 u 8 jugadores de la guardia pretoriana del equipo. ¿Es necesario para ganar a un CAI Zaragoza en liga ACB cargar de minutos a Ayón? ¿Por qué Doncic después de demostrar que no le tiemblan las piernas (ni la muñeca) en plazas tan poco “amigables” para el Madrid como Moscú o Bilbao no entra dentro de las rotaciones habituales del equipo en Euroliga? ¿Por qué se penaliza con más vehemencia las malas decisiones o fallos de los chavales y no se sienta a aquellos jugadores de peso en el equipo que no tienen una buena tarde? No tengo respuestas a todas estas preguntas. Sólo Laso y el cuerpo técnico del equipo, que conviven en el día a día con cada uno de ellos en los entrenamientos, saben mejor que nadie qué jugadores son los más idóneos para sacar los partidos adelante. Pero lo que sí puedo hacer es, desde mi condición de mero aficionado del equipo, manifestar mi opinión al respecto y las causas que “creo” pueden venir detrás de esta gestión del equipo tan ortodoxa de Laso.

Una de ellas puede ser el miedo de Laso a no cumplir con las expectativas depositadas en el equipo por parte del entorno y prensa. Creo que no miento si digo que ningún aficionado del Real Madrid se espera reeditar una temporada tan exitosa como la anterior, pero sí seguir compitiendo en todos los frentes y campeonar en los títulos nacionales (Copa y Liga), reforzando nuestro papel hegemónico en España en detrimento del Barcelona Lassa. Es decir, ningún aficionado madridista le exige al equipo ni a Laso reeditar un título europeo que hasta el año pasado llevábamos más de veinte años sin ganar. Pero sí competir bien y ser fiel a esa filosofía tan valiente que nos ha llevado a ganarlo todo el año pasado.

Otra de ellas y muy relacionada con la anterior sería la no predisposición del propio técnico vitoriano en modificar ciertos roles preestablecidos desde la temporada pasada aunque se tengan más y mejores recursos en la plantilla. Si el año pasado con Campazzo de suplente de los Sergios apenas rascaba minutos, esta temporada Doncic debe ejercer ese mismo rol sin trastocar demasiado los esquemas de rotaciones con Llull y Chacho. Si el año pasado Felipe tuvo un gran rendimiento en momentos importantes de la temporada, este año debemos mantener ese mismo rol y no esforzarnos en exceso en acoplar a Thompkins o Willy a la rotación. Y así con varios jugadores del plantel.

En este sentido, la actitud está siendo clara: riesgo 0. Algo que choca bastante si lo comparamos con años anteriores. Recordemos que los éxitos madridistas en temporadas precedentes con Laso al frente del equipo llegaron en buena parte por la actitud valiente y arriesgada del vitoriano a la hora de gestionar plantillas bastante peores que la actual. Apostar por KC Rivers cuando no le salía nada a derechas y con el runrún del Palacio empezando a asomar hace algo más de un año, recuperar a un “marginado” Marcus Slaughter para la causa y meterlo en dinámica, rectificando la decisión que inicialmente había tomado el club en septiembre o arriesgarse con un pivot anárquico como Salah Mejri ante el mal estado físico de Bouroussis en la segunda mitad de la temporada.

Este tipo de decisiones con la perspectiva que nos da el tiempo han acabado siendo claves a la hora de certificar un año histórico. Y precisamente es ese tipo de apuestas las que estamos echando en falta en lo que llevamos de temporada. No sirve de nada meter en la rotación a uno o dos jugadores más en un partido contra el Andorra de turno en ACB cada 15 días y olvidarte de ellos en Euroliga cuando la propia tendencia de un partido es negativa y clama al cielo realizar cambios y revulsivos en el quinteto en pista.

Personalmente el caso que me parece más flagrante este año está siendo la gestión que Laso está ejerciendo sobre uno de los talentos jóvenes más importantes de Europa como es Luka Doncic. Es cierto que normalmente en estos casos hay que tener prudencia y no precipitarse con los chavales, pero tampoco no es menos cierto que con un jugador que es capaz de cascarse tres triples seguidos en la carita de Teodosic después de una bronca considerable de Laso en un TM hay que acortar plazos y tratarlo como uno más del plantel, metiéndolo en la rotación habitual del equipo en cada partido con más o menos protagonismo pero siempre pisando la pista y no tratándolo como si fuese el típico junior aseadito que se sube al primer equipo con la esperanza de que pueda disfrutar de minutos en los últimos instantes de un partido resuelto. Meritocracia pura y dura sin importarnos la edad que aparezca reflejada en el DNI. Cuando Chacho esté mal en ataque y penalice excesivamente al equipo en defensa al técnico no debería temblarle el pulso, sentarlo y apostar por el mirlo blanco. Y así con cualquier peso pesado del vestuario. No se trata de señalar ni crucificar a nadie sino de justicia y valentía. Cuando un jugador tuyo está completando un partido horrible y tienes un recambio de garantías en el banquillo esperando una oportunidad, la mejor manera de proteger a tu estrella es sentándolo, que limpie la mente, descanse y vuelva más adelante a pista con las ideas más claras.

Muchos os preguntaréis por qué este cambio de actitud en Laso de una temporada a otra. Yo siempre me pregunto si habrá tenido algo que ver en ello la plaga de lesiones de principio de temporada y el hecho de haber estado coqueteando con el fantasma de la eliminación en la primera fase de la Euroliga. Pero esos viejos fantasmas deberían haberse disipado tras el golpe de autoridad que hemos dado ganando la Copa del Rey en A Coruña “desde la humildad” a pesar del menosprecio y ninguneo flagrante de técnicos, medios e incluso aficionados durante los días previos al torneo. Casi nadie apostaba por ellos. Nosotros sí.

En definitiva, sólo me queda insistir por enésima vez en lo mismo: Laso, hazle caso a Wilson y sé valiente. Recupera ese espíritu que nos llevó a ganarlo todo la temporada pasada y arriésgate. #HalaMadrid

PD: En 24segundosenblanco somos un grupo plural cuyo único denominador común es nuestra pasión por el club blanco y el buen sentido del humor, con opiniones diversas y muchas veces opuestas sobre cualquier aspecto relativo a la sección de baloncesto del Real Madrid. Si de algo pecamos precisamente es de no haber sido nunca portavoces de nadie, ni siquiera del club que amamos, ni de ningún jugador. No se puede contentar a todo el mundo ni vamos a cambiar nuestra filosofía por un par de esbirros twitteros.

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Escrito por
Brais Iglesias Castro - Director

Siguiendo al Real Madrid Baloncesto desde la temporada 1999-2000. Co-autor de los libros "Historias del Real Madrid de Baloncesto" y "Nuestra Novena". El talento siempre por delante. Y Dua Lipa. No me gustan los jugadores tribuneros. Ni la turra folkie.

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