Stephen Jackson, ex-jugador de la NBA con un anillo en su palmarés, formuló hace unos cuantos años una frase que no sé por qué pero se me quedó grabada en la cabeza: «¿Presión? ¡Yo me follo a la presión!»
Podría ser perfectamente el grito de guerra del Real Madrid esta temporada. Cuando el sol más ha calentado, cuando las cosas más complicadas han estado, ahí es cuando ha aparecido la mejor versión, tanto ofensiva como defensiva, de los hombres de Laso. Ayer volvieron a hacerlo. El Real Madrid estará en cuartos de final de la Euroliga tras vencer al Khimki en un gran partido del vigente campeón de la competición (83-70).
Se esperaba el Palacio de las grandes noches, ése que a base de animar suma un jugador extra sobre la cancha, y la afición madridista no defraudó pese a no llenarse el recinto (quizá el Real Madrid debería reconsiderar lo sucedido con el precio de las entradas para este encuentro de cara al futuro).
Desde el salto inicial se vio a un equipo volcado en el objetivo de lograr la clasificación. Sabedores de que el Barça Lassa les había ayudado involuntariamente, la plantilla madridista arrancó con un nivel de motivación y acierto enormes. Pese a todo el Khimki no cedía terreno, y contrarrestaba los ocho triples anotados (especial mención a los dos de nuestro capitán Felipe Reyes, uno de ellos además recibiendo falta) por la entidad merengue en el primer cuarto con un acierto inusitado en tiros de 2, para llegar al final del primer cuarto con un 33-28 favorable a los locales tras, cómo no viendo cómo se estaban sucediendo los acontecimientos, triple sobre la bocina del Chacho (33-28).
La sensación que se palpaba en el Palacio es que el Khimki duraría en el encuentro lo que durara el acierto de Tyrese Rice. El pequeño demonio, odiado justamente por gran parte del madridismo tras aquel fatídico 18 de mayo de 2014, hacía y deshacía a su antojo. Sólo él encontraba con facilidad la llave para hacer daño al Real Madrid. Las embestidas del base americano eran contestadas por un sublime Jaycee Carroll, que a base de triples obligaba a callar, una vez más en partido clave, a aquellos que dudan de su rendimiento. El caudal ofensivo no se frenaría, llegando al descanso con un 54-49 que hacía justicia a lo visto en la pista. Rice había impedido que el Real Madrid rompiera el partido, obligando a recordar viejos fantasmas.
No obstante Sergio Llull se encargaría tras el paso por vestuarios de ahuyentarlos. El Real Madrid se puso el mono de trabajo, colapsando todas las vías de anotación del conjunto de Dusko Ivanovic. Con Rice anulado por el ’23’ blanco la ofensiva rusa dejó de fluir en Madrid. El Real Madrid crecía y lograba romper la barrera de los diez puntos de diferencia (61-50), amenazando con sentenciar por fin el partido. Llull más tarde, con otro triple, ponía un 66-52 que parecía casi definitivo viendo el nivel que estaban ofreciendo ambos equipos. Pero no iba a ser tan fácil.
El Real Madrid, entre el final del tercer cuarto y comienzo del último, abandonaría el acierto anterior desde la línea de triple. Gozaría de infinidad de triples en buenas posiciones para sentenciar de una vez el choque, mas la pelota naranja, caprichosa en tantas ocasiones, se negaba a pasar por el aro. Khimki reducía ventaja hasta colocarse a tan solo ocho puntos (66-58). Carroll de nuevo volvía a aparecer para sacar del lío a los de Laso con cinco puntos consecutivos que parecían devolver la normalidad el partido. Pero al partido le faltaba algo, amigos míos. Un patrón de identidad, algo que demostrara que realmente estaba el Real Madrid jugando un partido de Euroliga de la temporada 2015/16. Efectivamente, faltaba la técnica o antideportiva de rigor. Sergio Rodríguez fue el elegido esta vez por el trío arbitral. ¿La ‘víctima’? Cómo no, Tyrese Rice. No obstante esto no sacaría al Real Madrid del partido, sino que le motivaría aún más. Entre Carroll, el Chacho y Nocioni sentenciaban el choque, haciendo inútil los últimos esfuerzos de Koponen por liderar a los suyos a la remontada. El Palacio era una fiesta que culminaba con el 83-70 final.
El próximo encuentro de Euroliga de los nuestros será el próximo martes, en Estambul, donde nos espera el Fenerbahce de Zeljko Obradovic. Los turcos cuentan con la sensible baja de Jan Vesely. No era el rival que queríamos, pero seguro que ellos tampoco nos querían a nosotros. Berlín está a solo tres victorias. Ellos creen. Nosotros creemos.
Víctor Vera Santos
@victorverasants
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