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Analizamos la temporada del Real Madrid: jugador por jugador

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Sergio Rodríguez (Jorge Gómez Bravo)

O le amas, o le odias. Incluso puedes llegar a amarle y a odiarle en el mismo partido o en la misma jugada. Pero tanto a los amantes como a los detractores les debe unir siempre un sentimiento: la admiración a un genio. Porque es lo que es el Chacho: alguien especial, un elegido, un jugador que concibe el baloncesto como un juego, como diversión, como arte. Todo genio es irregular por naturaleza. No se basan en patrones, en guiones, en normas. Es más, todo lo anterior son trabas para su expresión. Viven de la inspiración y ésta es una amante efímera, caprichosa. Cuando aparece, se congela el espacio-tiempo y el Chacho parece flotar sobre la pista. Ver pases donde nadie los ve, inventar canastas imposibles. En ausencia de la inspiración, pueden parecer distraídos o incluso vulgares. Cierto es que esta temporada, el base isleño no se ha encontrado cómodo. Por momentos dio la sensación de que sus musas le habían abandonado, pero aparecieron en el momento clave, con desparpajo, para sentenciar la final. Un valor seguro del Lolaso. Su marcha a la NBA sería un duro revés.

Sergio Llull (Brais Iglesias Castro)

El mejor jugador del Real Madrid esta temporada. Un seguro de vida para el Lolaso. A pesar de sufrir varios problemas físicos a comienzos del curso baloncestístico, en la fase crucial de la temporada ha sido decisivo para alzarse con los títulos de la Copa del Rey y la Liga ACB. El aeroplano de Mahón tiene algo muy importante para cualquier equipo con aspiraciones de ganar títulos importantes: rinde siempre bien en las grandes citas y aporta esos intangibles tan necesarios para marcar la diferencia en la cancha: liderazgo en la pista, garra, valentía con dosis de irreverencia al rival y esa sangre fría impagable para asumir la responsabilidad en aquellas situaciones de Win or die. Canastas suyas han sido decisivas para levantar la práctica totalidad de los títulos alcanzados estos últimos años con el Lolaso.

En plena madurez, Llull se ha convertido más allá de la NBA en el mejor jugador español del viejo continente y en el buque insignia de toda la sección de baloncesto. Sin duda, cuando se retire – esperemos que dentro de muchos años – el nombre de Llull se codeará con referentes y mitos del madridismo como Wayne Brabender o Fernando Martín. Llull, siempre en mi equipo.

Luka Doncic (Brais Iglesias Castro)

La gran esperanza de futuro en el Real Madrid Baloncesto. La temporada de Doncic ha estado marcada por la irregularidad y los resultados del equipo: intranscendente y sin oportunidades cuando el núcleo duro del equipo ha estado sano, disfrutando solamente de minutos muy residuales en Liga ACB ante rival asequibles y en aquellas fases de la temporada en las que jugadores como el Chacho, Carroll, Llull o Rudy han sufrido de problemas físicos, gozando de minutos importantes a los que el joven mirlo blanco ha respondido de manera sobresaliente: tirando la puerta abajo y demostrando que puede rendir, desde YA, como uno más en la rotación habitual. Pruebas de ello han sido sus exhibiciones en plazas históricamente tan complicadas para el Madrid como Moscú (15 puntos, 5 asistencias y 5 rebotes en apenas 13 minutos de juego vs CSKA Moscú) y Bilbao (15 puntos, 4 asistencias y 5 rebotes en 22 minutos de juego vs Bilbao Basket)

Lukita está llamado a ser uno de los mejores jugadores a nivel europeo – y posiblemente también a nivel mundial – dentro de pocos años y la próxima temporada ocupar un rol mucho más importante en la rotación habitual de Laso, a pesar de su corta edad (17 años), debido a su enorme polivalencia, pudiendo dirigir al equipo desde el puesto de base o actuar desde un rol más anotador y protagonista en ataque desde el puesto de escolta o alero. El futuro del Real Madrid Baloncesto se llama Luka Doncic.

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Jaycee Carroll (Jorge Gómez Bravo)

Jaycee se ha ganado un hueco en el corazón del aficionado madridista, no sólo por sus triples o sus exhibiciones anotadores, sino también por su ejemplo, educación y señorío. Un profesional impecable, con una ética de trabajo insuperable. Cada verano regresa de las vacaciones siendo mejor jugador. Muchos dudaban de su capacidad física a sus 33 años y sin embargo, el bueno de Carroll ha completado su mejor temporada en el equipo blanco. Comenzó como un auténtico misil, aprovechando el trabajo que él sí pudo completar de pretemporada. Después pagó la acumulación de minutos en los meses centrales de la campaña, para acabar resurgiendo en el tramo final. Pocos jugadores han sido capaces de transmitir esa seguridad anotadora en cada suspensión. Cada vez que se levanta desde la larga distancia siempre tienes la sensación de que va a anotar. Vuela como una mariposa, pero pica como una abeja. Es puro amor.

KC Rivers (Jorge Gómez Bravo)

Fue un soldado de la armada invencible de Laso la temporada pasada, al que se recurrió tras la lesión de Rudy, allá por el mes de diciembre. Siempre con una labor abnegada en tareas defensivas y asumiendo responsabilidad anotadora cuando el equipo lo necesitaba. Ayudó en los peores momentos en la Euroliga, pero su efecto se fue diluyendo a medida que el resto de exteriores fue recuperando la forma y el equipo necesitó (y encontró) más a Trey Thompkins. De no ser por su pasaporte, hubiera jugado los play off (seguramente por Taylor). Un gran jugador y un gran profesional que seguramente no encuentre acomodo en el Real Madrid la próxima campaña.

Rudy Fernández (Brais Iglesias Castro)

Muchas lesiones. Demasiadas. Pero nadie duda ya que si hay un jugador que nos aportó un plus de competitividad en el Lolaso y nos permitió pasar de ser el eterno aspirante a la Euroliga a ganarla, ese ha sido el balear. Es el termómetro de este equipo, cuando rinde a gran nivel, lo normal es que el Real Madrid gane con solvencia, cuando está ausente por la enésima lesión de la temporada o su rendimiento es decepcionante, sufrimos mucho para ganar.

Tras un primer tramo de la temporada fuera de las canchas por lesión, regresó al equipo para disputar los playoffs de cuartos de final ante el Fenerbahce de Zeljko Obradovic pero sin el ritmo y el tono físico necesario para competir ante uno de los favoritos a alcanzar la Final Four. Es difícil encontrar un jugador que haya brillado al nivel esperado en esa eliminatoria, cierto, pero estamos seguros que con una mejor versión de Rudy difícilmente los turcos nos hubiesen endosado un contundente 3-0 en la eliminatoria.

Meses después, ya completamente recuperado y con el título liguero entre ceja y ceja, Rudy nos aportó su excelente lectura defensiva en las líneas de pase y en las ayudas – a pesar de aquella pérfida última defensa en el Palau -, su aportación en el rebote tanto ofensivo como defensivo así como su constante amenaza anotadora desde el perímetro  ha sido una de las claves para nivelar la balanza a nuestro favor en la final ACB.

Jeff Taylor (Jorge Gómez Bravo)

Ha pagado el peaje del síndrome postNBA. El periodo de adaptación al juego y a las normas ha sido tal vez demasiado largo. Tampoco le benefició la poca confianza que Laso le dio en los sistemas tanto defensivos como ofensivos (hasta los play off de Liga). Siempre escondido en una esquina para el tiro liberado, creo que hubiera sido mucho más peligroso con remontadas por línea de fondo desde el lado débil del ataque, para terminar con alley-ups o con bloqueos centrales y continuaciones (con un juego de pivots abiertos). Durante gran parte de la temporada estuvo fuera de dinámica, pero su papel en los play off de la Liga ha sido fundamental, clave en la desactivación de un hombre determinante como Satoransky. Creo que su segunda temporada en Europa sería mucho mejor. No sé si será en el Real Madrid.

Jonas Maciulis (Brais Iglesias Castro)

El mejor fontanero posible que puede tener el Lolaso. Se trata de uno de esos jugadores que consigue aportar (y mucho) partiendo desde un rol secundario, con poco protagonismo y gozando de pocos minutos.

Esta temporada no ha estado tan fino en el tiro como la pasada campaña pero ha seguido siendo uno de los pilares defensivos del equipo. Para esas labores de intendencia tan necesarias en Euroliga, Jonas es un seguro de vida. Otro fijo en el equipo la próxima temporada.

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Trey Thompkins (Brais Iglesias Castro)

El fichaje más ilusionante del verano pasado y que no ha tenido ni el protagonismo ni el rendimiento que se esperaba en el tramo central de la temporada. Empezó como un tiró, brindando una gran actuación en la Copa Intercontinental allá por el mes de septiembre, sin embargo su protagonismo y minutos fueron menguando poco a poco hasta desaparecer de la rotación de Laso en Navidad. Tras el fracaso europeo ante Fenerbahce, Laso decidió darle una nueva oportunidad y acertó. Primero con una excelente actuación en el partido de liga regular que nos enfrentó al Barcelona en el Palau y posteriormente en los playoffs por el título, en donde fue uno de los más destacados en el tercer y cuarto partido de la final ACB.

Trey es un 4 tirador, capaz de anotar desde más allá de la línea de triple pero también con unos buenos movimientos de juego al poste. Todos coincidimos en que su punto débil es la defensa, pero en estos playoffs ha demostrado ser capaz de ponerle más intensidad, cerrar muy bien el rebote y minimizar bastante sus carencias defensivas. Sin duda, un jugador muy útil para el Lolaso. Queremos que nuestro pastorcillo siga la próxima temporada. Todavía están a tiempo de unirse a la secta!

Felipe Reyes (Jorge Gómez Bravo)

Lejos del sambenito que desde muchos sectores del baloncesto español le colgaron de poco maduro, Felipe se ha empeñado una y otra vez en acallar esas pocas voces críticas. Desde que comenzó su carrera hasta ahora, no ha dejado de mejorar facetas de su juego. Eso evidencia su trabajo constante, su carácter ganador y su lucha.

Pruebas que deja en cada partido, en cada rebote. Durante una gran parte de la temporada, cuando las fuerzas de los internacionales flaqueaban, fue el faro al que Laso se agarró. Después, como era normal, pagó el desgaste físico. Pero en la recta final ha vuelto a ser determinante. Un lujo para la rotación interior. Un ejemplo para los más pequeños que se quieran dedicar al baloncesto.

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Andrés Marcelo Nocioni (Jorge Gómez Bravo)

El Chapu cuenta con algo que no se entrena y que es diferencial en el deporte profesional: el gen ganador, el carisma. Es ese tipo de personas con el que te sentirías capaz de bajar al infierno y cortarle los testículos al mismo diablo; o de ir a vender Biblias al corazón del ejército Islamico. Ese tipo de personas. Al Madrid puede que haya llegado un pelin tarde, pero lo ha hecho para coincidir con un grupo sensacional de jugadores a los que les faltaba el oxígeno de un campeón como el Chapu para ascender la cima de la leyenda. El argentino, en estas dos temporadas, siempre ha aparecido en los momentos importantes.

Esta temporada hubo que esperar al final para ver su mejor versión, castigado por las lesiones y el esfuerzo de un verano más con su selección. Pero apareció, como se esperaba, cuando se le esperaba. Clave en el cuarto partido para cerrar el título, cuando peor pintaban las cosas y el Barça con una ventaja de 11 puntos. Con el Chapu, hasta la victoria, siempre. Es clave en el equipo y el vestuario y debe seguir, el tiempo que él quiera.

Augusto Lima (Jorge Gómez Bravo)

A priori contaba con todas las condiciones para ser un jugador importante en el Lolaso. Pero nunca ha terminado de acoplarse al rol de especialista que debe cumplir en un equipo como el Madrid. Es rápido y ágil para defender los cambios tras bloqueos, pero le falta contundencia en el poste bajo cuando le toca defender a los de su tamaño. Laso buscaba en él al sucesor de Masacre, pero no le ha encontrado. Al menos no esta temporada.

Willy Hernangomez (Brais Iglesias Castro)

Irrelevancia total. Ha gozado de pocas oportunidades, que no ha aprovechado lo suficiente para reivindicarse y reclamar más minutos en pista. La más que discreta temporada de un jugador de sus condiciones han sido el mayor fracaso colectivo del Real Madrid en cuanto a gestión de plantilla se refiere: fracaso de Pablo Laso por no haber conseguido sacarle partido a un jugador de potencial, fracaso del club por no haber gestionado correctamente la progresión de un jugador que hemos criado desde categorías inferiores y que ahora vemos como su salida dirección a la NBA es inminente y fracaso del propio jugador por no haber cumplido las expectativas que todos teníamos depositadas en él. Una pena.  

Maurice Ndour (Brais Iglesias Castro)

Ni está ni se le espera. El fichaje del pívot africano se produjo en plena plaga de lesiones a modo de parche y su rendimiento ha sido muy decepcionante. Con unas condiciones atléticas envidiables, Ndour es un claro ejemplo de que en el baloncesto del más alto nivel, el talento y la cabeza sigue teniendo más importancia que gozar sólo de un físico privilegiado.  Ah, y de que un pivot negro puede tener las manos más blandas que Ante Tomic.

Gustavo Ayón (Brais Iglesias Castro)

El perfil de pívot ideal para el Lolaso, o por lo menos, el center que mejor rendimiento le ha sacado Pablo Laso desde que está en el Real Madrid. Un claro TOP3 en Europa y que en muchas fases de la temporada ha sostenido al equipo cuando peor lo estaba pasando. MVP de la Copa del Rey y uno de los jugadores que mejor ha llegado al tramo final de la temporada. No obstante, su decepcionante actuación en el playoff contra Fenerbahce, empequeñeciendo ante Udoh y compañía ha sido su principal lunar en cuanto a rendimiento se refiere.

Jugador vital para los esquemas de Laso y con difícil reemplazo en el mercado. Ojalá renueve.

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Pablo Laso y Staff Técnico (Jorge Gómez Bravo)

Ha sido la temporada más dura para Pablo Laso desde que llegó al Madrid. Presionado por los éxitos de la temporada anterior, durante gran parte del ejercicio se vio a un Laso poco reconocible, con muchas reservas y preocupado por lo inmediato, cuando siempre había construido a futuro, sin importarle las críticas. Limitó mucho la rotación cuando las cosas vinieron mal dadas en Euroliga y eso produjo un exceso de minutos en jugadores importantes en momentos no adecuados de la temporada.

Ganó la Copa con merecimiento y la eliminación de la competición continental supuso, aunque pueda parecer contraproducente, una liberación. Se volvió entonces a ver al mejor Laso y al mejor Madrid, con la culminación en una final de ACB donde el de Vitoria le dio un contundente repaso a Xavi Pascual.

Va camino de convertirse en el mejor entrenador de la historia de la sección. Ha derribado todos los muros posibles. Y si alguien era capaz de tumbar ese último mito que hablaba de que la eliminatoria que el Barça comenzaba 1-0 ganando, con ventaja de campo, siempre la resolvía a favor era él. Pablo Laso, mito ya del Basket madridista.

Quiero hacer aquí mención también a los ayudantes de Pablo Laso, pilares silenciosos del éxito blanco.

Paco Redondo ha completado su primera temporada en la élite y en determinados momentos se le vio algo perdido y/o acomplejado, pero su labor con los más jóvenes de la plantilla ha sido sensacional. Es un gran técnico al que hay que dar tiempo.

Chus Mateo ha aportado la serenidad que a Laso le faltó en momentos delicados. Es un lujo de segundo entrenador, que complementa a la perfección al técnico vasco.

Juan Trapero, preparador físico del equipo, puede que sea uno de los mejores de este país. Uno de los grandes responsables de que el equipo siempre llegue a punto al momento crucial de la temporada.

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