Ulises, rey de Ítaca, tras el fin de la guerra con Troya, puso rumbo a casa, navegando con 12 hombres. Transcurridos varios días, detuvo su barco en el país de los cíclopes, gigantes de un solo ojo que se dedicaban al pastoreo. Una vez atracada la nave, se adentraron en la isla y fueron a parar a una cueva que se encontraba llena de víveres, con los que se dieron un suculento festín. Sin embargo, las frugales viandas tenían dueño y no era ni más ni menos que el cíclope Polifemo. Cuenta la leyenda, que Ulises y sus hombres consiguieron escapar tras urdir un plan genial…
Muchos años más tarde, un intrépido y menudo jugador llegado de Argentina, quiso adentrarse en la cueva del monstruo y robarle también su botín. Una cueva que, además, le era conocida al haber vivido en ella en tiempos pretéritos. Quiso emular a Ulises, el Facu Campazzo, pero esta vez su expedición no pudo salir viva de la isla, porque en esta historia no se encontró con Polifemo, sino que dio con Sangangüey, un gigante de la región de Tepic, descendiente directo de los dioses. Gustavo Ayón, ausente en el segundo partido por una descalificante tempranera (no valoraremos aquí la fea acción de Campazzo ni la posterior –busquen la imagen del “asalto” por detrás- de Sadiel Rojas, que acabó con el codazo del mejicano a este último), acabó devorando al Murcia para escenificar viejas leyendas de su tierra natal.
El pívot mexicano lideró al Madrid para firmar un 14-0 de inicio (minuto 6), con Jeff Taylor maniatando a Campazzo, una defensa muy activa de manos de los blancos y un acierto voraz en el aro contrario (sin pérdidas, castigando cada defensa de los murcianos). El marcador del primer cuarto ya reflejaba una diferencia abismal entre el gigante enfurecido y el intrépido retador que se acongojó ante la furia desatada (28-10).
El Facu se encontró muy incómodo teniendo que rebasar la envergadura y velocidad de Taylor. Vio limitado su juego a la finalización, no a la creación y eso provocó que el argentino consiguiera ver aro, pero que sus compañeros no se conectaran en ningún momento al partido. La genialidad del menudo base cordobés mantuvo con un hilo de vida a los suyos (39-25 minuto 15), pero en este tercer encuentro, el Madrid desplegó un juego coral, con diferentes actores alternándose en el protagonismo. Unos buenos minutos de Luka Doncic (como siempre… que juega) sirvieron a los blancos para abrir brecha antes del descanso (49-29, con un tremendo mate en contraataque de Ayón).
Tras el paso por vestuarios, el juego descendió en acierto pero no en intensidad. El gigante mejicano prosiguió con su festín particular para irse a los 18 puntos y 9 rebotes, con 32 de valoración, abriendo una brecha ya insalvable para los murcianos (65-40 minuto 28).
El último acto sirvió para dar descanso a los hombres importantes del Madrid y para que Laso premiara a los jóvenes Doncic y Hernangómez e intentara meter en dinámica a un Chapu Nocioni que no acaba de encontrar el punto de la temporada pasada en el momento de la verdad. Da igual, al Chapu se le espera, siempre. Como al gigante mexicano que devoró a los murcianos. Un guerrero, sin duda, al que el Real Madrid debe retener por todos los medios si quiere seguir aspirando a impregnar su historia de leyendas.
Ficha técnica
REAL MADRID 93 (28+26+14+25): Sergio Rodríguez (2), Taylor (1), Maciulis (7), Thompkins (6) y Ayón (18) -cinco inicial- Carroll (18), Llull (12), Reyes (6), Hernangómez (7), Doncic (9), Lima (-) y Nocioni (7).
UCAM MURCIA 72 (10+23+12+27): Campazzo (22), Kelati (3) Rojas (5), Antelo (5) y Faverani (5) –cinco inicial- Cabezas (2), Martín (-), Radovic (4), Lishchuk (2), Wood (3), Benite (10), y Moreira (11).
Jorge Gómez Bravo
@jorgegomezbravo
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