No nos vamos a engañar: la visita de Galatasaray al Palacio de los Deportes es, a priori, uno de los partidos más flojos de la temporada de Euroliga. El cuadro turco comenzaba esta Euroliga (a la que accedió como campeón de la Eurocup 2015-16) como una de las «cenicientas» de la competición y de momento no le están yendo mejor las cosas, pues acumula cuatro derrotas en otros tantos partidos. Ahora bien, que el equipo no carbure o, simplemente, que como conjunto no tengan el nivel para estar entre los mejores no evita que haya grandes jugadores en este equipo. Uno de ellos (para mí, el mejor), es el que presentamos a continuación.
Vladimir Micov (Belgrado, Serbia, 1985) es uno de esos «chicos para todo» que tan bien encajan en el baloncesto que se juega en Europa. Si hace dos semanas hablábamos de Mantzaris y su inteligencia en la pista el serbio no se queda atrás. Es otro de esos jugadores que sin ser especialmente bueno en nada (como mucho podríamos destacar el tiro exterior como su mayor virtud) se las arregla para aportar en ambos lados de la cancha y ser vital para su equipo.
Un jugador de 2.01 de estatura y con el manejo de balón de un pequeño, Micov encajaría a las mil maravillas en la categoría de point-forward que tan de moda está en el baloncesto moderno. Dirige, reparte, asiste y anota por igual, adaptándose siempre al equipo en el que juega. En un CSKA plagado de estrellas sabía buscar espacios y fulminar desde el perímetro (47% en triples en sus dos temporadas en el Ejército Rojo de la canasta). Ahora, en un Galatasaray en el que la atención se centra en él, sabe llevar esa circunstancia a su terreno: cuando las defensas se cierran sobre Micov, este siempre es capaz de encontrar un compañero desmarcado al que pasar el balón. Conocedor de sus limitaciones (no es excesivamente rápido y pese a su 2.01 tampoco se maneja bien en el poste), Micov se centra en saber estar donde debe en cada momento. En ese spacing que no aparece en las estadísticas, está buena parte de la importancia de Micov para este Galatasaray.
Huelga decir que con 2.01 es un aceptable reboteador, aunque lo más destacable en su defensa es el corazón que muestra en este lado de la cancha. El serbio es uno de esos exteriores que trata de no dejar respiro a su rival (aunque es cierto que sufre ante bases más pequeños y rápidos) y que ataca las líneas de pase del rival consiguiendo robos con frecuencia (más de uno por partido en Eurocup la temporada pasada).
Su carrera nos refleja una explosión tardía, pues hasta los 24 años no debutaría en Euroliga (7 partidos con Baskonia en la 2009-10). Tras su paso por Cantú recalaría en el CSKA en 2012. Dos temporadas a las órdenes de Messina en las que se haría imprescindible, encontrando un hueco como «sexto hombre» en la rotación del italiano. Tras la marcha de Messina, Micov estuvo incluso en la órbita del Real Madrid, aunque recalaría en Galatasaray mientras los blancos se harían con Jonas Maciulis (otro jugador del mismo estilo). Ya en Turquía, ganó la Eurocup la pasada temporada siendo elegido en el mejor quinteto de la competición. A sus 31 años, no sabe lo que es ganar una Euroliga y no parece estar cerca de conseguirlo en Galatasaray, pero sí puede ser un jugador importante en la máxima competición continental.
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