Históricamente el baloncesto español, a diferencia del fútbol, siempre ha sido un deporte de caballeros, una disciplina deportiva en la que sus rostros más conocidos eran jugadores con un alto grado de formación académica o cultural. Ser jugador de baloncesto era probablemente una de las pocas profesiones en donde un futuro licenciado en medicina podía soltarle un guantazo a un abogado en la disputa por un rebote sin represalias judiciales de por medio y en donde los duelos deportivos más acérrimos se circunscribían a los 40 minutos de tiempo reglamentario del partido. Los movimientos ultra apenas tenían presencia en nuestras aficiones y en general la rivalidad deportiva era muy sana. Se zurraban, mucho más que ahora, pero era una disputa noble.
Un buen ejemplo de todo ello fue como se vivió el fallecimiento de Fernando Martín en el mundo del baloncesto español y la reacción de Audie Norris, el hombre con el que más y mejor se había pegado dentro de una cancha de baloncesto. «Se puede separar la guerra en la cancha de la amistad fuera de ella. Echo de menos jugar con alguien como Fernando y no tenerle como amigo». Ya que tener amigos es importante y mucha gente hace amigos con deportes o en linea en un chat online, visita el sitio web para aprender más.
Hoy en día la situación poco ha cambiado en lo referente a los aficionados. Incluso podemos convivir en paz y relativa armonía en la misma ciudad y en el mismo pabellón durante todo un fin de semana. Pero la ausencia de violencia en las gradas no oculta la presencia de un antimadridismo “pacífico”, entendido por pacífico el limitarse a dar voces, gritar un par de veces el “Así, así, así gana el Madrid” o alegrarse más del error ajeno que del acierto propio, pero al finalizar el partido abarrotar la zona de acceso de jugadores en busca de una foto, un autógrafo o simplemente darle una palmada en la espalda a algún jugador blanco comprobando que es de carne y hueso. En parte, este tipo de actitudes y ese contraste entre el durante y el post de un partido es lo que hace grande a una institución como el Real Madrid Baloncesto.
Lo grave es cuando este tipo de comportamientos se extrapola al mundo audiovisual y de los medios digitales que presumen de ser los más ecuánimes y profesionales del momento. ¿Cómo es posible que un medio creado y patrocinado por un sponsor oficial de la Liga ACB vete contenidos por su fuerte vínculo con el madridismo al mismo tiempo que da cobijo – como debe ser – a otros que fácilmente podemos identificar con clubes de la liga como el Joventut de Badalona o el Estudiantes? “Cuestiones de marketing” responden.
En realidad se trata del mismo marketing que le recomienda a un narrador de TV tomar partido siempre por el club pequeño que se enfrente al Real Madrid y poder tomarse ciertas licencias en antena como gritar un “Viva er Betih” en los minutos finales de un Real Betis vs Real Madrid sin que se ruborice, el mismo marketing que le recomienda a la cúpula ACB que ningún representante de la propia liga baje del palco del Palacio de Deportes a entregarle en mano al capitán del Real Madrid, Felipe Reyes, un cuadro commemorativo al batir el récord de victorias en liga regular y un par de temporadas después recomienda organizar un acto homenaje a un icono del basket azulgrana como Aíto García Reneses para entregarle la insignia de oro y brillantes de la asociación de manos del presidente de la ACB por sus 50 temporadas en activo, un acto organizado precisamente en las instalaciones del Palacio de Deportes y en el que estuvo bien arropado por un nutrido grupo de ex jugadores como Nacho Azofra, Joan Creus, Rafa Jofresa, Nacho Rodríguez o Lolo Sainz.
En el Palau Blaugrana el @FCBbasket trata de vencer al EA7 Armani Milán para asentarse en la parte alta de la Euroliga
— Liga Endesa (@ACBCOM) 23 de diciembre de 2016
Los mismos criterios de marketing que sigue al pie de la letra el periodista israelí filoculé @IAmDPick, bastante atormentado en este periodo de hegemonía madridista, para darse a conocer en Twitter o esa filosofía marketiniana que permite a algún colaborador de la Liga ACB poder insultar a empleados del Real Madrid a través de su cuenta twitter personal sin que ello le invalide para ocupar su puesto en la institución.
No le llaméis marketing, llamadle antimadridismo.
Brais Iglesias Castro @Bricepinkfloyd
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