Por segunda vez en diez días el Palacio de los Deportes acogerá un Clásico. En esta ocasión, ambos equipos se juegan mucho más que en el del día 12, decidido con una canasta de Sergio Llull sobre la bocina.
El Real Madrid llega tras cosechar dos derrotas consecutivas como visitante la pasada semana. Tras perder en Grecia ante el Panathinaikos no pudo quitarse el mal sabor de boca en Santiago de Compostela, donde un Obradoiro mucho más intenso se terminó imponiendo en la segunda parte. El equipo parece que sigue un punto por debajo de lo mostrado antes de la Copa tanto en juego como en el aspecto físico pero un Clásico no admite excusas. Los de Laso saben que ganando esta noche (21 horas) al Barcelona certificarían de forma matemática una de las cuatro primeras plazas de la clasificación que otorgan el factor cancha en los cuartos de final.
Por parte culé, la victoria del Efes ayer en Kaunas les hace salir a disputar este encuentro sin ninguna opción, estando ya eliminados de la Euroliga. La defensa sobre Tomic y Perperoglou, los dos jugadores que más daño hicieron en el partido de Liga, puede ser una de las claves del encuentro. Recuperar al mejor Llull podría decantar definitivamente el signo de un choque que enfrenta a dos equipos de trayectorias y aspiraciones muy distintas.
Y por si alguno cree que será un encuentro sencillo, Gustavo Ayón ya ha anunciado lo contrario en la previa del encuentro: «el partido de Liga sirve como referencia para ver que ellos son un buen equipo, con mucha calidad, y que tendremos que jugar al 100%. Las últimas derrotas no nos han afectado y hemos trabajado bien esta semana, que es lo importante».
Pablo Herrero – @pablohm29
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