Llegó la hora. El momento que allá por el ya lejano diciembre ningún aficionado madridista podría soñar en sus noches de somnolencia profunda en fase REM. Pero el Real Madrid de Pablo Laso lo ha vuelto a hacer. Se ha vuelto a superar, y superando todas las adversidades, se ha plantado primero en la Final Four de Belgrado y posteriormente en la gran final, tras superar al todopoderoso CSKA de Moscú, del olvidadizo Chacho, el caidizo De Colo y equipo con mayor presupuesto de Europa en la actualidad (casi 37 millones de euros según cifras oficiales).
Y llega a la final para enfrentarse al Fenerbahce del maestro Obradovic, el hombre que solo como técnico ha ganado las mismas Euroligas (o copas de Europa, perdonen, pero soy un clásico) que el equipo mas laureado del continente, precisamente su rival en la noche de hoy, el Real Madrid. Un Fenerbahce que, aunque ha perdido hombres de la importancia de Udoh y Bogdanovic, sigue manteniendo un bloque poderosísimo con los Vesely, Dixon, Datome y Sloukas habituales a los que se le han añadido fichajes de la categoría de Wanamaker, Melli, Guduric o Jason Thompson que viene a conformar un equipo de ensueño para su manager o de pesadilla para aquellos que se enfrentan a ellos. Y todo ello dirigidos por Zeljko Obradovic, el señor de la Euroleague, que conoce todas las tácticas y se maneja en estas situaciones mejor que nadie. En todo momento sabe que teclas pulsar, como cambiar el signo del partido, como presionar a los árbitros…es un maestro en la guerra de guerrillas.
Decía el gran Andrés Gimeno, en aquellas retransmisiones tenísticas que la mayoría de los amantes del deporte de la raqueta nos hemos tragado pegados a la tele, cuando se llegaba a un juego que le podía dar el set o el partido a un jugador que “este es el juego que diferencia a los hombres de los niños”. Y esta frase es la idónea para describir la situación que va a vivir el hombre sobre el que estarán clavadas la mayoría de las miradas en este partido, el recién nombrado MVP de la competición y “rising Star” por segundo año consecutivo, Luka Doncic. El joven esloveno llega a su primera final de Euroliga, y si se cumple lo que apuntan todos los rumores, la ultima como la gran estrella del equipo blanco y la base sobre la que se ha sustentado los merengues cuando todas las demás piezas del castillo de naipes se caían, ya fuera por lesiones, por problemas personales o por cualquier esta circunstancia. Pero este no es un partido normal. Este es un partido decisivo, en el que se entra siendo un niño y si logras sobreponerte a toda la presión, sales siendo un hombre curtido. El joven de 19 años se enfrentará al equipo frente al cual el año pasado en las semifinales de la competición realizó una horrenda serie de tiro de 0/9. Pero era otro Doncic. Este año le hemos visto madurar, tomar responsabilidades, echarse el equipo a sus espaldas y casi siempre lo ha hecho bien (si olvidamos tres o cuatro finales de partidos donde se precipito). Si Doncic consigue ganar el trofeo, su marcha mas que segura a la NBA quedará bajo un halo de leyenda o de historia y creo que es un reto que al joven esloveno le encanta y esta dispuesto a asumir.
Pero el Real Madrid no es solo Doncic. Si nos fijamos en el desarrollo de la temporada, el equipo de Laso llega a esta final con un desarrollo muy parecido al que el año pasado llegó al equipo Otomano a ganar su primera Euroliga. Una temporada marcada por las lesiones, buscando en la temporada regular clasificar en la mejor posición para buscar un enfrentamiento mas o menos favorable en los play-offs. Pero una vez llegada a esta fase, y con la recuperación de sus lesionados, y en especial de Llull, los de Laso han recuperado su espíritu combativo, ese juego vistoso que les caracterizaba, y que apoyados también en una gran defensa cuando se necesitaba los ha llevado a esta gran final tras eliminar a Panathinaikos en cuartos y al CSKA en semis. Los de Laso intentaran aprovechar esta inercia y entrar al partido intentando abrir hueco desde el principio.
Como mencionábamos la recuperación de Llull ha sido fundamental. Viéndolo jugar, parece increíble que este tipo haya estado lesionado durante 9 meses por culpa de un cruzado caprichoso que se rompió cuando no debía. Pero Sergi ha vuelto, ha regresado esa mirada de loco tras un triple imposible, esa fuerza en las penetraciones tratando de demostrar que lo de la impenetrabilidad de los cuerpos es solo un cuento de los físicos, esa velocidad abrumadora en los costa a costa. Pero con la llegada de Llull también ha vuelto Rudy, que en algunos momentos ha recordado al Rudy original, con un gran acierto en el tiro de tres y sobre todo un gran ímpetu en defensa (hoy tendrá enfrente a su alter ego, Datome). Y también esta el que nunca se ha ido, Felipe, que ha aparecido en momentos calientes de determinados partidos para dar un empujón a su equipo para conseguir la victoria. Y Thomphinks, que ha adelantado a Randolph por la derecha y esta demostrando aquello por lo que se le fichó, ser un magnifico anotador tanto a corta como a larga distancia. Y las aportaciones de Causeur. Y el momento “hot” de Carroll. Para resumir, este Madrid es un equipo de remeros en el que todos reman en la misma dirección, y en el que su timonel, Laso, sabe muy bien como tener enchufados a sus hombres (la charla en el vestuario tras la clasificación para la Final Four es para ponerla en todas las escuelas de baloncesto).
Acabamos esta previa como la empezamos. Llegó la hora. El balón se lanzará al aire a las 20:00 horas en el Stark Arena de Belgrado (#0 o movistar deportes 1) y pase lo que pase al final habrá decima Euroliga, ya sea para Obradovic ya sea para el Real Madrid. Desde aquí esperemos que gane el mejor y que ese mejor vista de blanco.
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