Tras una larga espera, por fin puedo anunciar que mañana oficialmente sale a la venta “Historias del Real Madrid de baloncesto”, un libro en donde podréis disfrutar de una extensa recopilación de hitos, recuerdos y anécdotas que formaron parte de la historia del Real Madrid.
Han sido dieciocho meses de trabajo, de búsqueda de personajes o hechos dignos de relatar, entrevistas a protagonistas, de trabajo en equipo, mensajes o conversaciones con mis dos compañeros de proyecto, Óscar y Maca, de algún que otro momento de lucidez delante del lápiz y papel, pero también de quebraderos de cabeza, momentos críticos y estancamiento, días y noches de falta de inspiración e inseguridades, de gestiones infructuosas para poder acceder a los testimonios de exjugadores en nómina del club blanco, de dudar de tu propia valía para acometer un proyecto tan ambicioso como este, de preguntarte si a alguien le iba a interesar comprarse un libro firmado por unos desconocidos, sin ningún tipo de apoyo o promoción ni por parte del club ni de ningún gurú mediático del mundo del baloncesto, en donde se relaten asuntos tan fuera del foco como el fichaje del soviético Chechu Biriukov por parte del conjunto blanco a comienzos de los ochenta, la creación de la sección femenina de baloncesto en tiempos de la II República, el primer viaje del Real Madrid a la URSS, la faceta melómana del alero manchego Vicente Paniagua y su pasión por los Beatles o hechos más recientes que pasarán a la posteridad, como el debut y consagración en tiempo récord de un joven balcánico llamado Luka Doncic o aquella noche en Vistalegre cuando el estruendo de alegría fue tan enorme que hasta parecían temblar los pilares del recinto después de que Louis Bullock anotase el triple definitivo.
También hemos querido concederle su espacio a aquellos recuerdos no tan alegres dentro de la historia del club pero que forman parte del ADN del aficionado madridista al baloncesto, un tipo de subespecie dentro del madridismo acostumbrada últimamente a saborear las mieles del éxito allende nuestras fronteras pero que en un pasado no tan lejano lo único que recibían eran disgustos y fracasos como contraprestación a su fidelidad, momentos cuando incluso su propia razón de ser empezaba a ser cuestionada.
Publicar un libro es como acabar el Tour de Francia, como correr una carrera de fondo en donde sabes que para alcanzar el Campo de los Elíseos debes superar varios puertos de categoría especial, pájaras en fases críticas de la competición e incluso algún percance en forma de caída, lesión o enfermedad. Cuando superas los Pirineos y encuentras una editorial interesada en el proyecto, se vislumbran en el horizonte nuevos problemas, como una contrarreloj crucial en el tramo final de la competición, donde no hay tiempo, el próximo lunes expira el plazo de entrega o una rampa interminable en los últimos 500 metros de línea de meta, cuando a la sexta o séptima vez de revisar un texto decides que no hace falta acometer una octava, en definitiva, una serie de altibajos emocionales que jamás hubiese podido superar sin la participación de dos amigos en el proyecto, sin los consejos desinteresados de mucha gente mucho más experta en la materia literaria que nosotros o sin los ánimos de otros tantos “privilegiados” que estuvieron al tanto de cada una de las fases del proceso.
Muchas gracias a Óscar y Maca por soportar mis idas de olla o conversaciones surrealistas en momentos de falta de ideas, a Vicente, Zeljko, Javier, Ettore, Luis María, Roberto y Pedro por atendernos y aportarnos sus valiosos testimonios, a Lalo, Mariano, Javi, Juan y Dani por aconsejarnos desinteresadamente en aspectos que nos eran totalmente ajenos hasta aquel momento, a los criaturos y señores de 24segundosenblanco que nos animaron a seguir adelante a pesar de los obstáculos y trabas que nos ponían constantemente desde el club, a Manu y Felipe por facilitarnos material vintage prácticamente inédito para el gran público y que supuso una fuente de inspiración valiosísima a la hora de incorporar nuevos datos o matices a nuestras historias. Ah, y también a los descendientes de un jugador puertorriqueño que jugó en el Real Madrid hace más de medio siglo y que nos contestaron con algo más de un año de retraso, ofreciéndose a facilitarnos un montón de fotos inéditas y recortes de prensa, seguramente haya sido el LOL más importante de todo el proyecto. Solo por eso, ya ha valido la pena. Hala Madrid.
Texto: Brais Iglesias Castro (@Bricepinkfloyd)
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