El Real Madrid baloncesto se impuso al Obradoiro por 76-83, tras el fallido asalto a Kaunas. Una victoria sufrida y trabajada, con varios vaivenes a lo largo del partido.
Después de un inicio errático en el tiro, circunstancia que se mantuvo durante todo el encuentro, los blancos, -hoy de azul- jugaron a arreones y se encomendaron a la inspiración en ataque de la enorme batería de calidad y jugadores que componen su róster. Laprovittola en el segundo cuarto, Deck, en el tercero y Llull al final del encuentro, acompañados siempre con el poder reboteador de Garuba, que logró la nada desdeñable cantidad de 13 rechaces, logrando así disculpar su poca inspiración anotadora y el mediocre partido de los demás interiores merengues. (que iban de azul, por si alguien no se ha enterado)
El equipo gallego planteó bien el partido, atacando desde el inicio la posición de Tavares (muy flojo inicio de temporada del de Cabo Verde) con un gran Kravic y utilizando lo que es el arma común de los equipos de su entrenador, Moncho, circulación de balón y el uso casi constante del triple, que en muchos momentos desconcertó al Real Madrid.
El golpe en la mesa de Llull al final del partido, cuando todo parecía que los de rosa culminaban el sorpasso en el marcador (remontaron 12 puntos de desventaja llegando a ponerse por delante) ayudado por un par de acciones fundamentales de Rudy Fernández lograron la victoria para el zurrón madridista.
No es la más gloriosa lograda por el equipo de Laso, ni mucho menos, pero sirve para arreglar un poco las malas sensaciones vividas hace un par de días en Kaunas. Lo mejor, las rotaciones de todos los jugadores, con muy poca carga de minutos, algo que se agradecerá en semanas venideras y comprobar una vez más la enorme calidad de la plantilla madridista, que como se afirmaban en la retransmisión: “con la cantidad de jugadores que tiene el Real Madrid, te pueden ganar el partido en treinta segundos”.
Misión cumplida, el Real Madrid sigue líder en la competición doméstica.
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