Los dos últimos campeones de la Euroliga se veían las caras por primera vez desde la semifinal de Vitoria. El duelo prometía tensión, intercambio de canastas y lo mejor en la pista de las grandes estrellas que conforman estos dos conjuntos, aunque quienes emergieron fueron actores inesperados.
Porque si hablamos de nombres propios, dos resaltaron por encima del resto, Deck y Voigtmann. El argentino, fue el cohete al que se subió el Madrid durante su arranque fulgurante del primer cuarto (9-0 de salida) y una de las armaduras que lo sostuvo cuando más apretaba el CSKA al borde del descanso. Bien es cierto que estuvo cuantiosamente apoyado por un Rudy letal desde el triple (3 de 3 al descanso) y por un Facundo Campazzo que cada día da más muestras de por qué come en la mesa de los mejores bases del continente (9 puntos y 6 asistencias en los primeros 20 minutos).
Voigtmann, por su parte, se bastó prácticamente solo para meter al CSKA de lleno en el duelo y soliviantar la tranquilidad que se respiraba en la parroquia blanca tras otro buen inicio de cuarto (27-19, min. 11). Del alemán fueron 17 de los 29 puntos que el conjunto de Itoudis encestó en el segundo acto, dando la sensación de que cada balón que pasase por sus manos terminaría siempre añadiendo números al marcador.
Solo un triple de Randolph sobre el bocinazo que anunciaba el descanso estiró mínimamente la distancia entre dos vendavales anotadores que se habían dejado notar de manera contundente en el parqué del Palacio (52-48).
Deck se dispara, Voigtmann se disipa
El tercer cuarto también tuvo nombres propios, pero esta vez solo por parte madridista. Los blancos subieron la intensidad anotadora y a los rusos les costó seguir el ritmo. La renta a favor de los de Laso rápidamente subió de los 10 puntos y así se mantendría durante todo el periodo. Deck siguió demostrando su momento dulce (17p, 11r y 5a al final del tercer cuarto) y, en esta ocasión, el actor secundario fue Causeur, con tres buenas penetraciones que obligaron al CSKA a cercarlo.
Del otro bando, el efecto Voigtmann se diluyó como un azucarillo. Sus tiros dejaron de entrar y solo una gran labor colectiva impidió que el Real Madrid sentenciase el encuentro. Porque, tal y como hemos visto en más de una ocasión, 11 puntos de ventaja no son sinónimo de tranquilidad en el Palacio (75-64).
La reacción de CSKA no llegó
Aunque, en esta ocasión sí lo fueron. Los de Laso solo vieron peligrar su ventaja con un 3+1 de James que puso el encuentro en 6 puntos de distancia, aunque Deck, Campazzo y Llull no estaban por la labor de tirar todo el trabajo realizado.
Tanto fue así que el marcador final no dejó lugar a ninguna duda. 97-81 y un Madrid que continúa subiendo en Euroliga como la espuma. La semana rusa acaba en 2 de 2 victorias para los blancos.
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