Seamos sinceros, ni el madridista más optimista esperaba hoy una victoria tan placida en Estambul. Y es que los de Laso se presentaban en Turquía con una lista de bajas que bien podrían conformar un quinteto titular (si añadimos a Mejri, que no disputo ni un minuto) y con la «resaca» de la celebración de la copa del rey obtenida el pasado domingo en Málaga. Así que era una victima propiciatoria para que los hombres del iracundo Obradovic siguieran con su escalada en esta Euroliga.
Pero desde el comienzo se vio que el panorama del partido iba a ser completamente diferente a la previsión. Laso sorprendió añadiendo a Garuba al quinteto inicial y el plan le salio como le salían a Hannibal Smith en el equipo A. Campazzo sigue en ese estado de inspiración transcendental viendo pases donde otros solo verían brazos rivales, Tavares barriendo rebotes y anotando desde debajo de la canasta como solo lo puedo hacer un pívot de su envergadura, y el resucitado Carroll, que ha recuperado su mejor versión justo para la parte caliente de la temporada y que vuelve a ser ese anotador compulsivo que nos hace exclamar desde años que «Jayce es amor». Esta conjunción de planetas ya dejo por delante a los blancos al final del primer cuarto, posición que ya no abandonarían en ningún momento (15-22).
En los últimos partidos a la segunda unidad del equipo le costaba entrar en juego, de tal manera que muchas veces las ventajas se esfumaban. Pero hoy no fue así. Lapro estuvo bien en la dirección del equipo, Rudy fue un dolor de cabeza en defensa, metiendo manos donde los atacantes no esperaban para los robos y en ataque Thompkins y Mickey se encargaban de ir abriendo más brecha en el marcador, finalizando ya este periodo con una cómoda ventaja de 16 puntos para los de Laso (31-47), a pesar de que ya hubo algún chispazo de la magia del pabellón turco, con alguna decisión más que discutible del trío arbitral.
Tras el descanso, y segura bronca de Obradovich en el vestuario, el Fenerbahce apretó en defensa, y ayudados por la connivencia arbitral, y con dos antideportivas y una técnica señaladas al Real Madrid, consiguieron reducir la ventaja por debajo de los 10 puntos (49-58). Pero aquí apareció el «fénix» Carroll, que con su resurrección anotadora pego otro estirón al marcador para ya definitivamente romper el partido y enmudecer al ruidoso publico turco que se congregaba en el pabellón. Tanto es así que el partido estaba ya decidido al finalizar este periodo (51-71).
El último cuarto lo abrió Thompkins con un triple y esto solo sirvió para hacer más grande la herida de los locales, que se dedicaron a intentar reducir la ventaja, pero con más corazón que cabeza. El resultado nos permitió ver el debut en Euroliga de Nakic, que con 4 puntos, dejo dos buenos destellos en el tiempo que dispuso.
Victoria de autoridad del Madrid, que se sobrepuso a las bajas y al bullicioso publico, a la pizarra de Obradovic, y que así conserva la segunda plaza en la Euroliga.
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