El Real Madrid afronta la última doble jornada de Euroliga del año con una semana 100% griega. Los enfrentamientos ante Panathinaikos (hoy, 20:00 horas) y Olympiacos (próximo viernes) parecen dos buenas opciones de seguir sumando triunfos en Europa ante dos rivales que, sin el apoyo de su público, parecen más batibles que nunca en sus propios pabellones.
Panathinaikos está lejos de ser el temible equipo de hace años. Inmerso en una crisis económica, en verano vio como Calathes hacía las maletas mientras ellos apostaban por tipos más anárquicos como Nemanja Nedovic o el recién incoporado Shelvin Mack. Con un importante peso de los jugadores griegos, destacando Papapetrou y Papagiannis, una de sus grandes referencias es Howard Saint-Ross. El cubano, tras su paso por el CSKA, está demostrando que es uno de los mejores defensores exteriores de la competición a pesar de que el contexto del equipo no ayude. El conjunto griego presenta un balance de 4-8 aunque la irregularidad en los resultados está siendo constante desde que empezó la Euroliga.
El Real Madrid viajó ayer a Atenas con toda la plantilla disponible y siendo conscientes de la dificultad que tiene siempre jugar ante los equipos griegos. Tavares viene de encadenar dos partidos colosales en Europa y su incidencia en el juego volverá a ser fundamental para los suyos. En el ritmo del choque estará otra de las claves, papel en el que resultarán fundamentales Sergio Llull e incluso Abalde, que como se ha visto puede ejercer de base de forma más que notable.
Los de Laso, que se han impuesto al Panathinaikos en los últimos diez partidos (desde el segundo choque de los playoffs 2018 no saben qué es perder contra ellos) y suman cuatro triunfos en sus últimos cuatro choques en el gigantesco OAKA, quieren seguir mejorando y mantener la buena tendencia en Euroliga, donde han ganado siete de sus últimos ocho partidos.
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