La tarde del jueves comenzaba con el nuevo positivo en COVID-19 de Adam Hanga. El conjunto blanco estaba en cuadro, con seis jugadores del primer equipo y con tres juniors (Garuba, Klavzar y Miller), pero este cuadro te lo hubiera firmado el mejor Picasso.
El partido comenzaba con Sediq Garuba de titular y con un parcial favorable de 11-0 donde los rusos, que todavía no se habían bajado del avión, encontraban su única baza anotadora en Milutinov, con siete puntos para desatascar el ataque moscovita. Aún así, un gran esfuerzo en defensa de todo el equipo y el buen debut de Urban Klavzar, hizo que al final del primer periodo se llegara con un 24-14.
En el segundo asalto, como no podía ser de otra forma se empezó a notar el cansancio, la rápida rotación planteada por Chus Mateo hacía que el equipo ruso no se pudiera despegar en el marcador. Una gran actuación de Edy Tavares y Nigel Williams Goss hizo que el partido se marchara al descanso con 37-40.
Tras el paso por vestuarios, el equipo salió muy enchufado. En defensa, sacaron del partido a Tornike Shengelia y a Johannes Voigtmann que terminaron con cero y cinco puntos respectivamente. En ataque, el dúo dinámico Williams Goss – Edy Tavares guiaron, como en todo el partido, al equipo para mantenerse en la pelea por la victoria (56-55).
En el último cuarto el Real Madrid sacó su carácter ganador, el de las grandes noches. Llull arrancó la moto con dos triples, la picardía de Rudy en ambos lados de la cancha, el talento de un NWG que ayer terminó de romper y una afición jugando como el mejor sexto hombre, llevaron en volandas al equipo hacia una épica victoria.
Tras la suspensión del partido del próximo lunes 27 de diciembre frente al Joventut de Badalona de ACB, el próximo partido será ante el Fenerbahce de Sasha Djordjevic y con la baja de sus dos estrellas Jan Vesely y Nando de Colo. Un partido trampa del que no hay que confiarse.
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