Una de las claves más importantes de los éxitos recientes del Real Madrid Baloncesto ha sido la acumulación de talento en la plantilla con jugadores diferenciales capaces de asumir la responsabilidad, dependientemente de su estado físico o porcentajes de acierto previo.
Facu Campazzo, Dzanan Musa, Mario Hezonja, Sergio Rodríguez, Gherson Yabusele, Sergio Llull, Rudy Fernández, Gabriel Deck… el talento que atesora la plantilla actual del Real Madrid es espectacular. Seguramente a todos los que seguimos con cierta regularidad la actualidad del equipo se nos viene a la cabeza ejemplos recientes de cómo alguno de estos jugadores ha cambiado la dinámica o incluso resuelto algún partido importante en los momentos decisivos, cuando más quemaba la bola y se encogían las muñecas.
Quizás el nombre más recurrente es Llull y sus canastas imposibles desde larga distancia. Contra el Armani Milano en Euroliga vimos de qué manera cambió la dinámica del encuentro ante uno de los mejores equipos de la competición. Su triplazo en el tercer cuarto fue como un golpe anímico tremendo que enchufó al Palacio y provocó un mar de dudas en los rivales. Pasan las temporadas, nuestro capitán suma años de experiencia, pero su efectividad en estos escenarios sigue intacta.
Con la vuelta del Facu a su hábitat natural vistiendo la camiseta blanca el equipo refuerza este perfil de jugador, alguien capaz de resolver a base de talento ofensivo y jugadas individuales en aquellos momentos donde las pizarras o los sistemas se muestran poco efectivos. También su compatriota, Gaby Deck, demostró la semana pasada frente al Barcelona en uno de los Clásicos más flojitos de los últimos años cómo es capaz de asumir esa responsabilidad anotadora incluso cuando el equipo es incapaz de controlar ni el rebote.
Mario Hezonja, Sergio Rodríguez, Yabusele o Rudy Fernández son otros nombres que hemos visto ejercer ese rol de manera eficaz. Da igual que Rudy o el Chacho tengan más años que Matusalén si te siguen siendo útiles en determinados contextos de presión máxima. Por no hablar de Causeur, otro veterano que parece solo dispuesto a ganarse el jornal en primavera. La temporada pasada Musa se echó el equipo a sus espaldas en infinidad de ocasiones, y no cabe duda que este año seguirá en la misma línea.
No todos los grandes clubes de la Euroliga gozan de esta cantidad ingente de efectivos en sus plantillas. Que se lo digan a Roger Grimau, desquiciado con el arbitraje del WiZink por no llorar al ver que sus recursos son bastante escasos en la plantilla para cumplir esta función.
Recordemos aquellos tiempos pasados llenos de oscuridad y penurias, con equipos justitos de talento, donde el aficionado madridista suspiraba cada primavera porque Herreros lograse la contratación de Mike Batiste, Trajan Langdon, Ramūnas Šiškauskas o cualquier jugador que haya dado sobradas muestras de ejercer de líder en momentos de la verdad. Pobre Sweet Lou, su figura en la historia del Real Madrid hubiese sido mucho mayor si le hubiésemos acompañado de menos ladrillos y más talento.
Apuesten siempre por el talento. Cuanto más, mejor. Es el camino más corto hacia la gloria deportiva. En Madrid así nos lo han inculcado como un dogma. Y ahí están los resultados
Foto: Real Madrid
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