El Real Madrid arranca 2025 con unas dudas que se llevaban sin ver más allá de una década. Dudas al respecto de la calidad y de la profundidad de la plantilla, sobre la capacidad de liderazgo y de maniobra del entrenador, sobre el trabajo realizado y ganas de corregir los posibles errores por parte de la directiva. Ahora mismo, no se salva nadie.
El Real Madrid es ese estudiante que está dejando para el día de antes del examen aquello en lo que debía estar trabajando desde el primer día del curso. Y se le está atragantando demasiado la temporada. Porque sí, las notas en junio como dicen aquellos que no quieren ver la realidad actual del equipo, pero el día a día se está haciendo demasiado largo para una afición quizá malacostumbrada a lo largo de los últimos años. De momento, desde luego, la temporada es de claro suspenso.
Fue un verano complejo. Las retiradas del Chacho y Rudy, la necesaria salida de Causeur para dar confianza a un Hugo González casi inédito hasta la fecha, la imposibilidad de mantener a Poirier tras su mejor temporada de blanco. Y, por supuesto, la espantada de Yabusele tras su buen papel en los Juegos.
Pese a todo considero que la sección hizo buenos movimientos. Ibaka y Garuba venían a aportar esa mezcla de experiencia y juventud para complementar a Tavares en la pintura, Feliz había hecho una muy buena temporada en la Penya y Rathan-Mayes era un melón por abrir a muy bajo coste. Pero tras la salida de Guerschon el equipo demandaba algo más.
Desde el 30 de agosto, momento en el que se certifica la vuelta de Yabusele a la NBA, se nos viene diciendo que el Real Madrid está en el mercado. Hasta Chus Mateo, poco dado a esa clase de declaraciones, lo ha reconocido en algún que otro momento. Han pasado ya cuatro meses, terminado la primera vuelta de una Euroliga que ha visto al Real Madrid la gran parte de este tiempo con más derrotas que victorias y que si ahora mismo está en puestos de playin es más por la caída de otros conjuntos que por una subida de nivel sensible del equipo.
Por el camino, repito, cero refuerzos. Chus Mateo, cada vez más sobrepasado por la situación, se está dedicando a tirar de una vieja guardia que cada vez es más vieja. Partido a partido vemos como Campazzo o Tavares se comen minutadas sin sentido en una temporada tan larga como la actual, donde llegar a tono a final de curso es crucial. A este paso va a ser imposible para los dos pilares principales del equipo. Ni siquiera en ACB el entrenador está siendo capaz de dar muchos minutos a Ndiaye, que fue una de las notas más positivas de la presente temporada. Feliz sigue sin encontrar su sitio y es muy probable que no sea jugador para un equipo tan grande como el blanco, pero no puede ser que al mínimo error sea penalizado con el banquillo. Darle espacio y tiempo de calidad en pista a Hugo ya lo considero una guerra perdida mientras se mantenga el actual entrenador.
En épocas navideñas, tanto la afición como la plantilla quieren regalos. Más que quererlos, los necesitamos. Nos vale hasta si los Reyes nos traen carbón, pero hay que reforzarse antes de que cierre el plazo de inscripción de nuevos jugadores de la Euroliga. Con diciembre terminado, esos posibles refuerzos que puedan venir no van a ser de rivales de la máxima competición continental, hay que mirar otros mercados. Con la posible llegada de Maledon de cara al próximo curso, tal y como adelanta Encestando esta mañana, se solucionan parte de los problemas de cara al futuro. El presente, sin refuerzos, aspira a ser problemático para una entidad empachada de títulos y para una afición cada vez menos ilusionada por visitar el Palacio más frío de los últimos años.
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