El Madrid encajó una clara derrota en su segundo partido consecutivo en Estambul y se ha complicado tremendamente incluso su clasificación para el play-in. Si a mediados de enero el panorama parecía aclararse tras una buena racha de resultados, desde el paso de Olympiacos por el Palacio el equipo no levanta cabeza y, tras encadenar tres derrotas en sus visitas a Monaco y la doble de Estambul, se ha pasado a un 13-13 preocupante si se mira el calendario y se observa que ahora bien el Barcelona al Palacio y posteriormente hay que viajar a Atenas y más tarde, por ejemplo, todavía quedará una doble visita a Belgrado que, visto el pésimo desempeño del equipo fuera de casa, no presagia nada bueno.
Sin los brates, al Madrid le tocaba bajar el culo en defensa y hacer las cosas con paciencia en ataque; minimizar los errores, mantenerse concentrado y buscar su oportunidad para llevarse un partido que ya venía de nalgas desde antes de empezar.
El primer cuarto fue de sacarse los ojos. Pero por parte del Madrid y por parte del Fenerbahce. Sin Musa ni Hezonja, el quinteto titular fue el formado por Campazzo, Dennis Smith, Abalde; Fernando y Tavares.
Tres minutos y medio tardó Fenerbahce en conseguir su primera canasta y 4:59 el Real Madrid. Todo un catálogo de errores desplegado por unos y otros, que, afortunadamente, se moderó en la segunda mitad del cuarto hasta el empate a 16 con que concluyeron esos primeros 10 minutos. Smith comenzó perdiendo balones y terminó metiendo 6 puntos; lo único reseñable en el cuarto, junto con un par de defensas en zona con los dos recién llegados de la NBA en pista. Esas cosas que a veces plantea Chus Mateo y que sorprenden al rival porque a ver quién se puede esperar una zona con jugadores que no la han entrenado en su vida.
El segundo cuarto no fue mucho mejor que el primero, pero al menos los puntos empezaron a llegar antes. Sirvió para constatar que a Feliz ya no le pesa la camiseta como a principios de temporada y que Hugo González puede ofrecer minutos de calidad en los dos lados de la pista. Por el contrario, cada vez resulta más indescifrable a qué juega Xabier Rathan-Mayes, al que no le sale absolutamente nada.
Sea como fuere, el Madrid aguantó hasta el empate a 28, coincidiendo con el momento en que Campazzo volvió a pista por Feliz. Desde ahí hasta el descanso, parcial en contra de 12-0 y 40-28. Si Feliz ha subido el nivel últimamente, el Facu está pasando por un bache de juego evidente desde, al menos, la visita a Mónaco.
El tercer cuarto amaneció con el Madrid de nuevo en zona y el marcador se apretó tras un parcial favorable de 11-2. Con Llull en esos momentos mejor que en partidos anteriores, dos triples consecutivos y menos precipitado que últimamente, la defensa en zona causaba más problemas a los jugadores turcos y solo McCollum parecía inmune a ella, 19 puntos ya por entonces.
Pero la enésima técnica a Chus Mateo esta temporada señaló el final de la reacción blanca y en dos minutos todo el trabajo del cuarto se iba por el sumidero. Es sorprendente la facilidad que tiene el Madrid para desconectarse de los partidos en los finales de cada cuarto y hoy no iba a faltar a su cita. Del 48-43 se pasaba al 58-47 con que acababa el cuarto. La defensa en zona, en líneas generales, hizo daño al Fenerbahce, pero en ataque había pocas ideas y eso se acababa pagando.
Insistió el Madrid con la 2-3 al inicio del último cuarto, pero ya no fue efectiva. Tres triples y una mala defensa al poste disparaban la diferencia a 15 puntos. Con Dennis Smith haciendo la guerra por su cuenta en ataque y sin jugadores que aporten puntos con facilidad, el partido terminó por romperse. Mateo lo intentó con un quinteto con dos bases en pista y con Ibaka y Fernando por dentro, pero los últimos minutos de partido solo sirvieron para maquillar el resultado.
Situación preocupante en Euroliga, que el Madrid se ha ganado a pulso. Podemos quejarnos con razón de la masacre arbitral jornada tras jornada, pero los Panther o Difallah de hoy no son tan distintos de los Lamonica et alia del pasado. El arbitraje en general está perjudicando al Madrid, pero no vale escudarse en ello.
Tras 26 partidos disputados ya, es evidente que el Madrid tiene una dependencia absoluta de los puntos de Hezonja, Musa y Campazzo. Cuando uno de los tres no funciona, es casi imposible que el Madrid saque algo positivo. Por otra parte, es inaceptable lo poco que se cuida el balón. Perder al menos 15 balones por partido se ha convertido en costumbre. Como también es lamentable la poca atención al rebote defensivo, que en los últimos partidos ha rayado el paroxismo. Que Tavares apenas reciba balones en ataque, sacándole siempre la cabeza a su defensor o que media plantilla se crea Stephen Curry y se juegue triple tras triple como si no hubiera un mañana. Que Ndiaye de repente desaparezca de la rotación, cuando estaba en su mejor momento. Que nadie sea capaz de explicarle a Rathan-Mayes que las cosas, cuanto más fáciles se hagan, mejor salen. Que el equipo se desconecte alcanzado el minuto 8 de cada cuarto… Houston, tenemos un problema.
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