17 años hemos tenido que esperar para volver a ver a Estados Unidos caer en una cita olímpica. En 2004 fueron los argentinos comandados por un joven Ginobili los que hacían morder el polvo al combinado americano, y en este caso, ha sido la Francia de un imperial Evan Fournier (28 puntos) quien se ha llevado la victoria (83-76 en un duelo muy parejo).
La primera mitad fue de un claro dominio de los pupilos de Popovich, con una Francia maniatada, que solo conseguía anotar mediante chispazos de De Colo, Fournier y Gobert. A esto, se le unió un golpe en la rodilla que obligó a Yabusele a abandonar el terreno de juego con cara de dolor.
En la segunda mitad, Vincent Collet ajustó y dio entrada al madridista Poirier en la posición de alapívot, que junto a Rudy Gobert, cerraron la pintura y proporcionaron una superioridad aplastante en el rebote. De ir casi perdiendo por dobles dígitos, a dominar por 6 puntos al finalizar el tercer cuarto. Todo en el aire.
El el último cuarto apareció Jrue Holiday para demostrar su estatus de campeón de la NBA, y dio la vuelta al partido hasta volver a colocar a Estados Unidos por delante con una cómoda ventaja. Pese a eso, los galos no se rindieron, y de manos de su vieja guardia (Fournier, Batum, De Colo y Gobert), consiguieron presionar hasta el último minuto al mejor equipo del planeta. En ese instante, el flamante fichaje blanco, Guerschon Yabusele, conseguiría asistir a Fournier tras salvar el balón casi de una forma milagrosa (antes de volver a salir por un fuerte golpe en el ojo). El alero galo, con tiempo y espacio, no falló y puso a los de Collet por delante, ventaja que no abandonarían ya hasta finalizar el partido, pese a las acometidas americanas, poco fructíferas pese a lanzar en posiciones cómodas.
Heurtel, Yabusele y Poirier ya tienen su primer victoria en estos juegos olímpicos. Mañana, ¡el turno de Doncic y de España!
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