El Real Madrid disputará su segunda final consecutiva, su decimosexta final en toda su historia, buscando lograr su novena Copa de Europa, tras pasar por encima del Barcelona en el clásico de semifinales como una auténtica apisonadora. Histórico, recital tras recital. Llega a la final como nunca, con la moral por las nubes y con un estado de gracia de todos y cada uno de sus jugadores.
Estamos a un partido de hacer historia, a 40 minutos. De nada importa los 30 partidos anteriores. Ni las exhibiciones. Ni las estadísticas. Aquí solo vale el presente. El hoy. El ahora. Y eso es Maccabi. Ganar, ganar y ganar.
Esperan los pupilos de David Blatt, una máquina perfectamente coordinada y dirigida por el técnico israelí-estadounidense. Espera Maccabi, el vencedor de la otra semifinal contra todo pronóstico. Escribiendo una nueva página para la historia tras una sublime remontada difícil de describir. El combinado maccabeo llegó a perder por 15 puntos al final del 3º periodo y acabó triunfador de la noche tras un canastón de Ty Rice en los últimos segundos.
CSKA fue superior en la mayor parte del encuentro, pero Maccabi tiene alma y espíritu de equipo campeón. Vienen con el traje de tapados de Olympiacos. Y esos son los más peligrosos en estas citas. Jugará su decimoquinta final y se dejarán la vida en la cancha para alzarse con el máximo título continental.
En sus filas, jugadores expertos, hipercompetitivos, con talento y oficio. Intensidad, actividad y agresividad defensiva, a toda pista si es necesario. En ataque, jugadores eléctricos, versátiles y con el aro entre ceja y ceja. Excelentes en la línea del 6´75. 39% en toda la Euroliga y 41% en la semifinal vs CSKA.El equipo por encima de las individualidades. Funcionan como bloque, cada uno conoce su rol y lo ejecuta a la perfección. Un grupo creado para ganar.
El Real Madrid, el mejor equipo en valoración, en puntos anotados (más de 85 de media), el mejor en tapones (un total de 109 en 29 partidos), el mejor en porcentaje en tiros libres. El más regular. El favorito. El claro aspirante al título. Esto hay que saberlo, aceptarlo y culminar esta edición de la Euroliga ganando el título.
Y para que eso ocurra, hay que ofrecer nuestra mejor versión. Esa que hemos ofrecido jornada tras jornada. Con alegría, disfrutando, imponiendo el ritmo que a nosotros nos interesa y el que maravilla al mundo de la canasta.
El factor diferencial de este equipo respecto al resto, aparte de ser un grupo humano fantástico y que se divierten jugando. Es la aportación desde el banquillo, romper el partido con la segunda unidad. Revolucionando el partido y rompiendo todo scouting o análisis posible. Con jugadores como el Chacho, Felipe, Carroll, Slaughter o Mejri que entran a la cancha aportando aire fresco al equipo.
En defensa. Clave frenar el poderío interior de Schortsanitis, cansarlo y no dejarlo recibir. Por delante, como hizo CSKA en la semifinal. Hacer que no se sienta cómodo. Y por supuesto frenar las internadas eléctricas de sus exteriores. Ser duros en el 1vs1 donde suelen obtener ventaja.
Y en ataque hacer lo que hasta ahora. El talento, fantasía y acierto de nuestros jugadores. Por encima de sistemas, estrategias o tácticas. Si conseguimos eso, tendremos mucho ganado.
Como ha dicho Rudy: “Esta vez venimos a ganar lo que se nos escapó en Londres».El madridismo está con este grupo de jugadores. A muerte con ellos. Vivimos por ti, vence por nosotros.
Para los que no sigan el baloncesto europeo: Real Madrid vs Maccabi es la rivalidad más fuerte, históricamente hablando. Por lo que no queda otra. Disfrutemos del espectáculo. Disfrutemos de este Real Madrid. Disfrutemos con el BA-LON-CES-TO.
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