España terminó la fase de grupos ahuyentando otro fantasma de navidades pasadas (con aquel triple de Teodosic que supuso el adiós a la lucha por las medallas en el mundial de Turquía) Superó a Serbia con autoridad, imponiendo la incuestionable superioridad sobre todos (y digo todos) sus rivales en este Mundial.
Sasha Djordjevic se tapaba los ojos, en un momento de introspección, mediado el segundo cuarto. Por entonces la diferencia ya estaba en los 17 puntos (35-52). El seleccionador serbio buscaba soluciones para detener la sangría de su selección ante el hambre español. Quizá, lo que buscaba el mítico ex jugador del Madrid era de teletransportarse a la época en la que el gen competitivo estaba arraigado en el còdigo genético de cada yugoslavo. Una época en la que la sangre hervía en cada balcánico en busca de la gloria.
¿Búsqueda vana? Puede que no. La última lección la ofreció Sasha en el final del partido (con el partido ya más que decidido), encarándose con Orenga, protestando al árbitro y buscando su exclusión del encuentro. Un mensaje claro: esto es lo que supone ser serbio. Luchar hasta el final. Sentir la derrota como una afrenta imperdonable. Si sus jugadores, que no han bebido de las fuentes de valores que aquella potencia deportiva (y social) inculcaba a sus jugadores, son capaces de captar ese mensaje, aún están a tiempo de hacer algo grande en el Mundial.
Por su parte, España volvió a ofrecer las mismas luces y las mismas sombras. Intensidad, variedad infinita de recursos, por un lado y sobrecarga innecesaria de minutos en hombres decisivos (Pau, Marc, Rudy) y ostracismo de determinados jugadores que serán necesarios en un futuro (Chacho, Ibaka, Abrines) y que no estarán enchufados, por el otro.
El partido tuvo poca historia. Roto ya en el primer cuarto (20-34, empujado también por ciertas decisiones arbitrales), con Marc dando lecciones de baloncesto y Pau como estilete y apuntillado en el segundo, amenazó con convertirse en paseo militar tras el paso por vestuarios (37-62). Pero entonces Serbia se encomendó en Bjelica (otra razón para la esperanza serbia) y reaccionó, para llegar a ponerse a 10 (64-74). Pero un nuevo arreón de los Gasol terminó por sentenciar el choque (73 – 89).
– Ficha técnica
73 – Serbia (20+15+21+17): Teodosic (10), Markovic (4), Kalinic (1), Bircevic (5) y Raduljica (13) -equipo inicial-, Bogdanovic (8), Bjelica (19), Stimac (6), Simonovic (5), Jovic y Krstic (2).
89 – España (34+20+17+18): Pau Gasol (20), Rudy (9), Navarro (15), Rubio (12) y Marc Gasol (11) -equipo inicial-, Rodríguez (2), Calderón (8), Reyes (3), Claver, Llull (5), Ibaka (2) y Abrines (2).
Árbitros: Anthony Jordan (USA), Rustu Nuran (TUR) y Jorge Vázquez (PUR). Bircevic (min.32) y Rubio (min.37) fueron eliminados por cinco personales El entrenador de Serbia, Sasha Djordjevic fue expulsado (min. 39) por dos faltas técnicas.
Incidencias: Partido correspondiente a la quinta y última jornada del grupo A de la Copa del Mundo, disputado en el Palacio Municipal de Deportes de Granada, ante unos 8810 espectadores. Lleno.
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