No fue el partido más brillante de lo que se espera de este Real Madrid, en referencia a su versión 2013. Quizás este Madrid por el verano que paso en las oficinas y los movimientos que sucedieron, cambio el colector de un motor que el año pasado carburaba a 10.000 RPM y este año empieza a revoluciones bajas y con gasolina diésel para ir más lento, pero alcanzar su objetivo a tope.
No quiero hablarles de coches, quiero hacerlo de baloncesto y del conjunto blanco hoy lo mejor es la sobriedad de Ayón, el pico de Campazzo y el control de la brecha de seguridad para ganar un partido, frente un Zalgiris que mostró mucho más. Mostro un base joven de menos de 1.80 (Lekavicius) que domino la 1º parte. Mostro lo fino que puede ser James Anderson, llegado de la NBA en Europa y que Arturas Gudaitis ya tiene espalda de élite, pero le falta por pulir muñeca y movimientos.
Ese motor, sin duda en cualquier scouting inferior a lo que puede mostrar el Real Madrid domino la 1º parte desde el inicio del partido. Lekavicius y Anderson dominaron un 1º cuarto que el Real Madrid basaba en la figura de Bourusis y la espesura general de cada ataque blanco ante una buena defensa lituana con acciones de mérito de Gudaitis. Dos triples de Llull y Rivers mantenían el choque igualado. Ritmo lento y ataques espesos llevaron al 14-15 final del 1º cuarto.
El segundo cuarto con la entrada de Sergio Rodríguez es la chispa que arrancaba el despegue definitivo del Madrid en todos los partidos antes las segundas unidades tras los arranques de fuerza y potencia de Llull. El base lagunero, este verano entre su proceso de Tiroidis y el Mundial, parece no llegar al inicio con la chispa que le dio el MVP de la euroleague el año pasado, pero las deficiencias físicas no evitan que el Chacho regale dos asistencias (una marrada por Bourusis) sin mirar que levantan al público del asiento, como de igual forma desesperaba que en su lado defensivo, no lograrán contener al Lekavicius que seguía llevando el partido con un poso impensable para un jugador del filial con 20 años (Zalgiris, piénsate lo de fichar a Omar Cook).
Mientras la sabía nueva – Y Anderson con 13 puntos – mantenía a Zalgiris, fueron las ilusiones del más veterano de la plantilla blanca, Nocioni quien con 5 puntos y su garra despertaban al Madrid para estar haciendo la goma (30-31). Unos tiros libres de Javtokas daban el premio al conjunto visitante de su buen hacer en la primera mitad. (32-35) al descanso.
El Madrid como contra el Gran Canaria en el Palacio de los Deportes hace ya casi 2 semanas, parece coger color y tono defensivo al inicio de los 3º cuartos. Era una tónica habitual que coincidía con la entrada de Dontaye Draper y que puede recaer en Facundo Campazzo. No salió de titular en el cuarto, pero su entrada al final del mismo, cuando el Madrid de la mano de la defensa desde dentro con Ayón y Bourusis controlando el tráfico y un Zalgiris que no encontraba a James Anderson con la chispa de los primeros 20 minutos y los disparos en el pie que cometían cada vez que visitaban el tiro libre. Facu controlo a Lekavicius y el Madrid alcanzó la renta de seguridad de mato el partido. (56-49).
El último cuarto no fue ni de fuegos artificiales ni de jugadas de “showman” que nos había acostumbrado el Madrid. Este Madrid 4.0 de Laso tiene revoluciones más lentas y habrá que esperar a que avance la competición para ver un juego más brillante. De momento su mejor carta de presentación es la sobriedad. En el cuarto respondía cada intento de un aguerrido Zalgiris que no se rendía, acechando los 5 puntos de ventaja con Milaknis y Carroll enfrascados en un duelo anotador en este periodo. Zalgiris siempre se acercaba a menos de dos canastas, pero aparecía Carroll, Nocioni o Maciulis para mantener la brecha y llegar tranquilos al choque. Un robo de Rudy (descentrado y si quieren pasota) y posterior pase de espaldas a Sergio Rodríguez mato el partido para cerrar la primera estación de un camino que el Madrid inicia en Madrid, para llegar a mayo en su casa con la disputa de la Final Four.
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