Un jueves del mes de enero da para mucho. Y si te gusta el baloncesto, la alforja de sensaciones diarias necesita un doble fondo, sencillamente porque es día de Euroliga de tu equipo, esos tipos tan grandotes que juegan con camisetas blancas, y responden al nombre del Real Madrid. Un jueves 16 de Enero sirve para darte cuenta de la gran cantidad de griegos que se aglutinan en el barrio de Goya para ver jugar a sus muchachos grandotes con camisetas rojas. Y es que en el barrio de Salamanca, un jueves de enero han disputado un partido de baloncesto dos de las mejores plantillas del viejo continente.
Y antes del partido, noticia tan ansiada para la fanaticada blanca: se anunciaba un fichaje, y nada más y nada menos que todo un NBA, aunque claro, ahora deja de serlo. Dennis Smith Jr refuerza la línea exterior del Real Madrid, y ya hoy se le pudo ver en uno de los palcos del Palacio, con esa actitud tan USA que a muchos nos hace arquear una ceja: cascos, móvil, trenzas y un lenguaje corporal entre chulesco y relajado. Ah, y la moza al lado, por supuesto. A partir de ahora tocará juzgarlo en la pista.
Y volviendo al partido, o más bien, comenzándolo tuvo un poco de todo, como este jueves tan mágico que hemos tenido, que empezó a las siete de la mañana cuando perdí el autobús para ir al curro, entre bonitos deseos para la familia del chófer, deseos que se han trasladado a la tarde-noche contra otros tipos que visten de negro y naranja, los comúnmente llamados árbitros, que tan tenido su cuota de protagonismo en el local vecino de los Torreznos, dando un festival de pito, cuanto menos, curioso, llevándose felicitaciones y recuerdos para sus familiares por doquier, como yo repartí esta mañana, solo que a los del recinto de Goya se les oía bastante más. Y ello no es óbice para afirmar que sobre el parquet, los tipos grandotes griegos tienen un soberano equipazo, donde destaca la fluidez ofensiva del francés Fournier, el acierto casi infalible de Vezenkov y la solvencia de un gran número de secundarios que aportan calidad y oficio al equipo griego, sensaciones que se afloraron desde el primer cuarto, pese al empuje inicial de Tavares, Musa y Campazzo, que se fueron diluyendo con el paso de los minutos, y sólo el acierto ofensivo de Hezonja evitó unas diferencias mayores en el electrónico.
Diferencias que aparecieron en un tercer cuarto pletórico para los del Pireo cuando tres triples consecutivos dejaron la diferencia en 19 arriba para los herederos de Aquiles, Sócrates y Gallis, ante los intentos baldíos de los blancos, inferiores en juego y en la grada, donde los cientos de helenos presentes (no trabaja nadie en ese país, o que pasa) se hacían notar ante cada daga lanzada al aro por Fornier, Vezenkov o Vildoza.
Y por el lado blanco, pues otra vez acudieron los signos y señales negativos que acompañan al equipo durante esta temporada, en mayor o menor medida: rotaciones descompensadas, escaso acierto exterior, y frustración ante el arbitraje, que desembocó en una derrota. No, si ya me lo olía yo esta mañana al perder el autobús y llegar tarde, es que, como dicen en mi pueblo, no la metemos ni de tiro libre, ni hoy, ni un jueves cualquiera en la calle Goya de Madrid.
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