El Real Madrid sufrió un frenazo en su escalada en la clasificación de la Euroliga tras perder en Mónaco ante el equipo del principado, en un encuentro en el que los de Chus Mateo no supieron gestionar las emociones ante un mal arbitraje.
Arrancaba el encuentro con la novedad de Bruno Fernando en la convocatoria, ocupando el hueco de Ibaka que se quedó en la capital. El primer cuarto ya avisaba de lo que iba a ser la tarde en clave madridista, con el equipo blanco adoleciendo de falta de acierto tanto en el tiro (1/10 en triples, muchos de ellos liberados) como en la dirección, con varias pérdidas y sin capacidad para mover el balón de forma efectiva para encontrar huecos en la defensa rival. Tan solo el dominio de Tavares en la pintura, ya fuera desde el rebote ofensivo o recibiendo balones colgados de sus compañeros, sostenía al equipo. En defensa el buen trabajo de Abalde sobre Mike James se veía empañado por los despistes colectivos que permitían canastas fáciles para los de Spanoulis. Tan solo la falta de acierto monegasca mantenía al equipo en el partido al final del primer período.
El segundo cuarto se inició con la misma tónica, el cuadro madridista seguía atascado y, para más inri, Campazzo se iba al banquillo con dos faltas en un anticipo de lo que estaba por venir con la pareja Panther-Lottermoser. Cuando peor pintaba la cosa, la segunda unidad dio un paso adelante en la segunda mitad del cuarto. Hezonja desatascó con dos triples lejanos, y la energía de un Hugo González que firmaba su mejor actuación en Euroliga hasta la fecha, forzando penetraciones para sacar tiros libres y multiplicándose en defensa, continuó con el parcial favorable de 4-20 para los blancos, un parcial cerrado por un 3+1 de Llull que permitía al Real Madrid irse al descanso con ventaja en el electrónico.
A la salida de vestuarios el equipo volvió a sufrir los problemas de inicio de partido. Lastrados por un Musa horrible, que se quedó en cero puntos hasta el último cuarto, y por un Campazzo totalmente perdido en la dirección, los de Chus Mateo se aferraban a un Tavares que recibía muy poco de sus compañeros, tanto en ataque como en defensa, donde al igual que la semana pasada se volvía a conceder demasiado en el rebote. El mal día en ataque de Monaco, representado por un Mike James que no conseguía superar la marca de Abalde, mantenía la igualada en el marcador en un partido muy trabado. Una vez más resultó chocante la falta de cintura de Chus Mateo, insistiendo en un Musa incapaz de aportar nada y olvidándose de Hugo tras sus buenos minutos en la primera parte, o incluso de un Rathan-Mayes que no pisó la pista y que podría haber sido un remedio a la falta de generación con balón del equipo.
El último parcial arrancaba con la misma dinámica, empeorada por la rotación de un Feliz que había estado correcto en la primera mitad, pero que en la segunda volvía a ser incapaz de aportar soluciones a la ausencia, y al mal día, de Campazzo. El equipo seguía desquciándose con el arbitraje de la pareja alemana hasta que a falta de algo más de cuatro minutos Hezonja acabó explotando con una doble técnica cuando las protestas de Spanoulis le mandaban al banquillo por tener sangre. Si el equipo ya estaba fuera mentalmente esto fue la puntilla, en un cuarto muy trabado entre protestas, que solo se tenían en cuenta en un lado, y rifirrafes entre banquillos. Panther y Lottermoser siguieron empeñados en demostrar por qué son los peores árbitros de la competición anulando una antideportiva clara de Calathes sobre Tavares, o calentando más los ánimos con revisiones interminables de acciones claras. Definitivamente la Euroliga se tiene que hacer mirar lo apadrinados que están algunos colegiados. Mientras tanto Monaco abría una ligera ventaja apoyado en el rebote ofensivo, algo que Chus intentaba paliar con Musa de cuatro (cuando se pone a innovar no tiene rival), con el éxito esperado. El encuentro llegaba al minuto final con +6 en el marcador para los locales. Llull forzó una falta de tres tiros libres, pero se dejó dos por el camino, y remató su horrible final de partido con una pérdida en la acción siguiente. Aún así Monaco no era capaz de aprovechar los tiros libres para sentenciar, lo que dejó al Madrid con una desventaja de cuatro puntos a falta de una posesión. Lo que los locales no fueron capaces de cerrar lo hizo Chus, con un pizarrazo “marca de la casa” que acabó con un triple fallado de Bruno Fernando tras bote, que suponía el fin de las aspiraciones madridistas en el partido.
Derrota que evidencia las carencias del equipo tanto en la dirección, ya que si Campazzo no está no hay fluidez, como en el banquillo, incapaz de encontrar soluciones. Y también a nivel mental, ya que si bien el arbitraje ha sido para mandar a los colegiados a la nevera una temporada, el equipo no puede condicionarse tanto y salirse así de los encuentros.
Éste es el único artículo que menciona el arbitraje tan lamentable que hemos sufrido hoy. La Euroliga se está convirtiendo en una competición politizada y secuestrada por intereses que van más allá de los meramente deportivos.