Llega el momento más esperado del año en el baloncesto nacional y por si fuera poco con la mayor rivalidad del país sobre la pista. 40 partidos le han hecho falta al Real Madrid para alcanzar la Final ACB, por 41 de su eterno rival, el FC Barcelona, que vio cómo su serie de semifinales frente a Unicaja se alargaba hasta un agónico quinto encuentro. Y es que, como en 2012, 2013 y 2014, los dos grandes colosos del baloncesto español se jugarán el título. El primero de los encuentros (al igual que en semifinales es una serie al mejor de cinco partidos) se disputará este viernes a partir de las 19:00 (retransmitido por TVE) en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, territorio del Real Madrid, que debe hacer valer su factor cancha en estas finales para alzarse con su 32º título liguero.
Demasiadas cuentas pendientes entre ambos conjuntos, demasiadas cuentas que saldar. En el Real Madrid seguro que todavía se recuerda la escena del cuarto encuentro de la Final del año pasado en el Palau, donde los hombres entrenados por Xavi Pascual se alzaron con el título y se vio abandonar la pista a Pablo Laso en silla de ruedas expulsado. Aquella imagen cerraba una temporada que para la sección terminó realmente en mayo, con la fatídica derrota frente a Maccabi en Milán como telón para un equipo anímicamente destrozado. Las circunstancias han cambiado, y lo han hecho favorablemente a la entidad merengue. Los chicos de Laso han ganado toda competición en la que han participado este curso y la consecución de la ACB puede suponer un broche de oro a un magnífico año. El objetivo es un hito inédito en el baloncesto español: el póker de títulos tras triunfar en Supercopa, Copa del Rey y la ansiada Euroliga.
Y qué mejor forma de lograrlo que ante el archienemigo. El FC Barcelona llega a la Final ACB vestido con la piel de cordero tras sufrir lo indecible en su serie contra Unicaja, saldada finalmente por 3-2 a favor blaugrana con un triple de Navarro en el quinto choque polémico cuanto menos. El Real Madrid por el contrario viene de ganar su serie por un balance de 3-1 frente a Valencia Basket, mas no ha sido para nada una eliminatoria fácil para los de Laso. El conjunto madridista sufrío para llevarse cada uno de los choques ante los de Carles Durán, que intentaron (está pendiente aún la resolución de la reclamación del tercer partido por la supuesta alineación indebida de Slaughter) ganar en los despachos lo que no pudieron ganar en la pista.
El de mañana será el séptimo duelo entre ambos conjuntos de la campaña. Hasta la fecha el Real Madrid tiene un balance favorable de 4-2 frente a los de Pascual, que únicamente ha sido capaz de imponerse en los choques disputados en el Palau, que se ha mostrado inexpugnable para los merengues, al igual que el Palacio para los blaugranas. En territorio neutral (Supercopa y Copa) los de Laso han hecho hincar la rodilla al eterno rival.
Nos espera una serie apasionante. El talento de los Sergios, la inspiración de un cada vez más venido a menos Navarro, las rachas de Carroll y Rivers, el descaro de Hezonja, la intensidad de Felipe y Ayón, el daño en la pintura de Tomic, la progresión de Satoransky, la polivalencia de Rudy, la raza del Chapu… Cualquier factor puede ser clave para decantar hacia un lado u otro esta final ACB.
El Real Madrid parte justificadamente con la vitola de favorito. Es su año. Sería la rúbrica perfecta a una temporada de ensueño. Este equipo y su afición merecen un premio así.
Ganando todos los partidos en el Palacio, bajo el calor de su afición (un saludo a la ACB y a TVE, cuidando mucho el producto poniendo unos horarios completamente ilógicos que provocarán que aficionados de ambos conjuntos no puedan ver los partidos), el equipo sería campeón.
Solamente un esfuerzo más, chicos. Real Madrid, volved a llevarnos a la gloria.
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