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Euroliga – El Madrid, a un paso de abandonar el Olimpo (99-84)

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Cae en Grecia con claridad, pierde el basketaverage y ya no depende de sí mismo para pasar a los cuartos de final

Todo parecía dispuesto para una batalla épica, casi mitológica, entre los dos últimos emperadores de Europa. Entre titanes y dioses del Olimpo. La Acrópolis como testigo lejana para dictar sentencia. Pero a la contienda sólo se presentó el Olimpiacos. Sí, ese equipo que encarna la victoria de los dioses olímpicos sobre los titanes y su ulterior dominio de las divinidades griegas. Ese equipo que parece descendiente de los espartanos, dispuesto a ganar aun sabiendo que todo el mundo le da como perdedor.

El Real Madrid volvió a sufrir el síndrome del Palau, anotando 4 puntos en cinco minutos, víctima de la defensa física y agresiva de los griegos y de la permisividad arbitral (14-4, minuto 5) y aunque se rehízo (19-17, minuto 9), la candidez en su propia zona (tanto en defensa como en el rebote defensivo) permitió que el Oly volviera a estirar la cuerda con amenaza de rotura, de la mano de un Spanoulis renacido (34-19, minuto 15).

Por entonces, el conjunto de Laso era incapaz de anotar con fluidez, marraba tiros liberados desde la línea de 3 puntos y se ahogaba en un sinfín de pérdidas (7 sumaría en los dos primeros cuartos, por una de su rival). Todo ello hacía que fuera imposible, al menos, contrarrestar la ONG en la que había convertido su aro. Incapaz de cerrar el rebote defensivo, incapaz de detener el bloqueo y continuación central de los helenos, impasible ante los tiros liberados de los de rojo. En una palabra: impotente.

Un parcial de 0-4, con Ayón y un Rivers que empezaba a carburar, encendía una luz de esperanza para la parroquia blanca (38-28, minuto 17) y obligaba a Sfairopoulos a pedir tiempo muerto. Con la imagen de la reacción en el Palau Blaugrana, con una situación incluso más adversa, tan reciente, cualquiera podría pensar que el Madrid por fin había aterrizado en el infierno del Pabellón de la Paz y la Amistad. Pero nada más lejos de la realidad, el funámbulo que se movía en el alambre cayó derribado de la mano de Hakim Warrick. El ex jugador de los Grizzlies, Bucks y Bulls, dio un auténtico clinic en el segundo cuarto para apagar la vela de la reacción blanca (53-33 al descanso).

Tras el paso por vestuarios, Laso se lamentaba de la mala puesta en escena (una más) de su equipo,  con aire crítico, pero confiaba en la remontada. Pero la mayor dureza que pedía Laso se tradujo en un desquiciamiento hacia la lamentable actuación arbitral (diferencia de criterio que llevó al Olimpiacos 12 veces más a la línea de personal). Tres técnicas y una antideportiva, todas ellas más que discutibles, terminaron por sacar al Madrid del partido (68-43, minuto 28).

En la debacle apareció KC Rivers (acabaría con 17 puntos y 4 asistencias) para al menos luchar por no perder el basketaverage de +12 conseguido en el Palacio (81-65, minuto 36), pero fue insuficiente y un Giorgios Printezis soberbio dio la puntilla a los de Pablo Laso, deja el grupo con un quíntuple empate a 6 victorias y 6 derrotas entre el propio equipo griego, Khimki, Barcelona, Real Madrid y Brose, a falta de dos jornadas para el final.

El conjunto madridista ya no depende de sí mismo. Tiene el basketaverage perdido con Barça y Olimpiacos y tan sólo en positivo con el Brose. Le resta una visita a Vitoria y recibir a los rusos en el Palacio. Todo puede pasar, claro que sí, pero las sensaciones no son buenas. Laso ha dado un paso hacia atrás como técnico, mostrándose reservón y jugándose todo con la vieja guardia. Tiene al núcleo duro de la plantilla (Felipe, Chacho, Llull, Ayón) con sobrecarga de minutos, jugando finales desde octubre. Se ha mostrado incapaz de meter en dinámica a jugadores más que válidos como Thompkins o Taylor, o de, al menos, dejar crecer a jóvenes como Doncic o Hernangómez. Maneja la plantilla más larga de la historia del Real Madrid y sin embargo se empeña en acortar constantemente la rotación (Rudy y Lima 9 minutos, Taylor 1 y Thompkins inédito ante el Olimpiacos). No todo es culpa de Laso, por supuesto. El técnico vitoriano no falla los tiros liberados de los que gozaron en El Pireo sus jugadores antes del primer (y casi definitivo) demarre local. Pero se espera más de un entrenador que ha sido capaz de llevar a las más altas cotas al conjunto blanco, con paciencia, construyendo siempre mirando hacia el futuro y al que la excelencia del año pasado no ha sentado bien.

El título en la Copa del Rey no puede tapar las carencias del juego blanco esta temporada: dependencia del estado de forma de Ayón (que tiene defender a 7 metros del aro y recuperar posición o aguantar el cambio defensivo ante un exterior); la ausencia de ayudas defensivas, la exclavitud del acierto del triple sin ataques con ventajas, la falta de rotación y por tanto de frescura en hombres clave, entre otras muchas cosas.

Los titanes blancos, de momento, al igual que ocurriese en la guerra divina de la Antigua Grecia, han sido encarcelados en el Inframundo. Pero no todo está perdido, no, al menos, para un equipo cuya morada es el Olimpo.

Ficha técnica
OLYMPIACOS 99 (23+30+20+26):
Spanoulis (18), Mantzaris (19), Papanikolau (8), Printezis (17) y Milutinov (4) –cinco inicial- Papapetrou (7), Johnson-Odom (3), Hunter (5), Agravanis (-), Warrick (8), Strawberry (5) y Hackett (5).

REAL MADRID 84 (17+16+21+30): Llull (17), Carroll (11), Maciulis (6), Reyes (6) y Ayón (7) -cinco inicial- Sergio Rodríguez (11), Rudy (0), Rivers (17), Nocioni (9), Lima (0), Thompkins (-) y Taylor (0).

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Escrito por
Jorge Gómez Bravo -

Redactor 24segundosenblanco

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