El primer partido de la Final ACB entre Real Madrid y Barça Lassa ha caído del lado blaugrana. Los locales han hecho valer el factor pista en este encuentro y lo han decantado de su parte en un final polémico y vibrante (100-99).
No entró bien en el partido el Real Madrid. El vigente campeón, de la mano de un más que errático Sergio Rodríguez (¿dónde está el Chacho que conocemos?), se veía desde pronto por detrás en el marcador (14-4), incapaz de contener las embestidas culés al rebote y el acierto exterior de Doellman. Los blancos mejorarían con la entrada de Rudy Fernández, encargado nada más salir a la pista de echarse sobre sus hombros el equipo, logrando de esta forma llegar igualados al final del primer cuarto (22-22).
Pese a la mejoría los de Laso no lograban sobrepasar a los de Xavi Pascual en el marcador. El acierto exterior culé seguía haciendo daño al Real Madrid, que no obstante mejoraba mucho sus prestaciones ofensivas en relación a lo visto durante el primer cuarto. El segundo cuarto nos dejaba en la retina un partido bonito, un partido donde los dos equipos competían de tú a tú como debe ser en una final, un partido que el espectador, ya sea parcial o imparcial, agradecía. En definitiva, un partido que solo el terceto arbitral podría corromper, tal y como sucedería tras el paso por vestuarios, donde llegaríamos con un igualado pero favorable 47-48 para el Real Madrid tras triple de Maciulis. Esa canasta del alero lituano lograba poner por delante al Real Madrid por primera vez en el choque.
Tras el descanso el Real Madrid, personificado en Pablo Laso, cometió el mismo error del primer cuarto: insistió (y demasiado tiempo) en un quinteto que no funcionó. El Barça se aprovechaba de un inoperante Sergio Rodríguez en la dirección de juego para volver a abrir una ligera brecha en el marcador (69-63), con buenos minutos de Perperoglou y buenos tiros libres de Navarro. Se sentía la Magia en el ambiente. Carroll a base de triples reponía al Real Madrid, en un parcial favorable a los blancos (71-71) que parecía mellar la confianza de un Barça que había tenido varias oportunidades de romper el encuentro y no lo había conseguido. Había que hacer algo, el Real Madrid olía sangre. Había que pararlo. Tenía que aparecer la esencia del Barça Lassa en los momentos de dificultad, ese amigo al que los blaugranas acuden cuando más necesitan ayuda, el que saben que nunca les va a fallar. Todos sabemos de qué hablamos. La Magia del Palau hacía acto de presencia en Barcelona.
Una antideportiva pitada al Chapu completamente inventada provocaba cuatro puntos consecutivos a los locales (75-71) que les daban aire y confianza, lo que les ayudaba a finiquitar el tercer cuarto con 80-75. El terceto arbitral había aparecido, el Palau creía.
Los últimos diez minutos de encuentro comenzaban con tiros libres para Samuels, que daban al Barça una renta de siete puntos (82-75). Un parcial de 0-9, con triples incluidos de Nocioni y Rudy, devolvían el liderazgo en el electrónico a los de Laso. Se avecinaba un final más que igualado. Ni Barça ni Madrid rompían un partido que estaba destinado a decidirse en las últimas posesiones. Un favorable 98-95 a falta de algo más de un minuto se antojaba vital para el Barça. El Real Madrid, no exento de carácter, lograba reponerse una vez más, colocándose por delante de nuevo gracias a tiros libres de Carroll (inmenso hoy el mormón) y una canasta de enorme mérito de Gustavo Ayón (98-99).
14 segundos por jugarse y la victoria culé estaba de nuevo en una situación más que comprometida. Ayón taponaba magistralmente a Navarro y no quedaba apenas tiempo, quizá ni siquiera para cargar un nuevo tiro en caso de que obtuviera el equipo de Xavi Pascual la posesión. La Magia del Palau, que nunca abandona, volvía a aparecer para regalar una posesión a los blaugranas. La pelota no botó la línea. O sí, es lo que tiene la magia. Perperoglou no desaprovechaba los obsequios, pues el Real Madrid decidió cambiar su vestimenta blanca por el traje de Papá Noel para regalar una canasta sin oposición bajo el aro al griego, que sentenciaba el partido sobre la bocina (100-99).
De esta forma el Barça Lassa coloca un 1-0 en la serie. Un 1-0 que es más que una derrota para los merengues, es un mazazo moral del que esperemos los nuestros sean capaces de recuperarse, pues otra guerra espera el viernes en el Palau, donde la Magia no dudéis que aparecerá de nuevo. Es como tu peor pesadilla, siempre vuelve.
Víctor Vera Santos
@victorverasants
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