A pesar de que los precedentes entre Zalgiris y Real Madrid estaban muy claramente decantados hacia el conjunto blanco, no fue hasta el último cuarto cuando los visitantes lograron derribar las defensas de un Zalgiris que se aferró al encuentro con uñas y dientes, levantando ocho puntos en contra en el tercer cuarto.
El partido arrancó con intercambios de canastas continuos. Las defensas se seguían ajustando (17-17 tras los primeros diez minutos) mientras Llull se dedicaba a asistir -5 asistencias en este cuarto- y Ayón castigaba por dentro. Los lituanos tenían en Augusto Lima a su mejor hombre con Jankunas como escudero de lujo.
El segundo periodo fue una continuación de lo visto hasta el momento: muchas alternancias en el electrónico y sucesión de ataques que no encontraban demasiada oposición. Hunter anotaba en la zona pero la igualdad era una constante hasta que a falta de dos minutos para ir a vestuarios el Real empezó a aprovechar la catarata de pérdidas de balón de los locales -y los robos provocados- para materializar canastas e irse con un +8 al descanso tras un robo y tiro a tabla de Draper casi sobre la bocina (33-41).
En el tercer cuarto Zalgiris salió a morder, sabiendo que sus mínimas opciones pasaban por no dejar que las distancias aumentaran. Y así fue. Los de Jasikevicius lograron darle la vuelta al marcador aprovechando los buenos minutos de Lekavicius, que controló a su antojo gran parte de este periodo. El Madrid logró frenar ese ímpetu de los locales para empatar el partido antes de los últimos diez minutos.
Y en el cuarto periodo no hubo color. El parcial (6-21) fue contundente y los de Laso destrozaron el partido en los primeros minutos gracias a los triples de Trey Thompkins. El ala-pívot castigó desde el perímetro al Zalgiris con tres triples seguidos, lo que sumado a un mate de Hunter puso un +11 en el electrónico que fue decisivo. A partir de ahí el encuentro fue un «quiero y no puedo» de los locales mientras que el Real supo controlar sin problemas la ventaja para sumar un triunfo más a domicilio, algo nada sencillo en este Euroliga.
El Madrid se coloca con un 13-5 antes de la primera semana con doble jornada del año y sigue a la caza del CSKA mientras mantiene la ventaja con sus perseguidores. La próxima semana jugaremos el miércoles en Bamberg y el viernes recibiremos al Armani Milán en el Palacio. Nada descabellado soñar con un 2-0 que nos acerque un poco más al factor cancha en los cruces.
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