Los de Pablo Laso se llevaron un duelo que por precedentes y momento podía resultar para sus intereses de defender campeonato. Sin embargo, el conjunto madrileño se sobrepuso a las adversidades y plasmó sobre la pista, esta vez sí, su amplia superioridad sobre un rival que salvo algún momento puntual del primer cuarto, no mostró nunca opciones reales de asaltar el palacio.
Que Andorra iba a ser un rival incómodo podía preverse debido a los choques anteriores. Que el ánimo del Madrid no era el mejor tras el duro palo de Estambul, también, pero todo esto no se vio reflejado finalmente en la pista salvo en algunos instantes aislados, uno de ellos el primer cuarto. Este fue de dominio incierto y en él ninguno de los dos equipos consiguió imponerse, aunque sí dejaron detalles de por dónde podían explotar las debilidades del rival, las cuales a la postre explotaría mucho mejor el Real Madrid, véase como prueba el resultado final.
El Madrid optó por una defensa intensa que le propició varios contrataques en el primer cuarto, pero también tiros cómodos que Andorra aprovechó para mantenerse a rebufo. Los blancos no conseguían despegarse y solo gracias al rebote ofensivo (6 puntos tras rebote) y a la diferencia de puntos en la zona (20 locales por 12 visitantes) fueron quienes de irse con ventaja al final de un extraño primer cuarto (25-19).
Sin aumentar en exceso el ritmo, el Madrid se hizo con una buena renta tras un demoledor parcial de 14-2 en los primeros cuatro minutos (39-21). Con una distancia tan amplia los de Laso se relajaron ligeramente y Andorra, con Stevic y Antetokounmpo como referencia, pudo rebajar la diferencia hasta que Carroll y Reyes, con la dirección de Llull (8 asistencias al descanso) alzaron de nuevo a los suyos para irse al descanso con un buen colchón de puntos (52-38).
La ruptura definitiva
La vuelta de vestuarios marcó definitivamente el partido. Con un imperial Randolph en la anotación (14 puntos en el cuarto) y un inspiradísimo LLull en las asistencias (15 a estas alturas), Andorra se vio totalmente desbordado. Los visitantes perdieron por completo la estela del partido y llegaron al último periodo con una desventaja insalvable teniendo un equipo enfrente como el Real Madrid (81-56). La sensación era ya de que el Madrid había ganado cuando quiso y como quiso sin grandes alardes.
Con los últimos 10 minutos solo se evidenció lo anterior; un Madrid mejor pero con la sensación de no tener que haber apretado en exceso el acelerador, sino de dedicarse a jugar con la alegría perdida en Estambul, la misma que le ha dado hasta el momento muchas alegrías. Con este 1-0, una nueva está un paso más cerca.
Parciales: 25-19, 26-19, 29-18 y 26-18.
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