Primero fue Marjanović abandonando el Estrella Roja por la NBA. Pero después del gigante serbio el equipo seguía estando de moda: grada a tope, más gritos que en ningún sitio y un equipo lleno de calidad y ganas de destrozar a cualquiera.
Así que los ojos de Europa seguían mirando al equipo de Belgrado para saber cuál es la causa por la que seguían ahí, derribando gigantes. Sasha Djordjevic fue el más listo y desde la selección consiguió llevarse a Stefan Jović a Bayern Munich. Pero también otros abandonarían la capital serbia. La joven promesa que era Luka Mitrović, ya recuperado de una larga lesión, es una pieza importante para el Brose Bamberg de Trinchieri. El capitán Marko Simonović se llevaría su espíritu a San Petersburgo, y su capitanía. Marko Gudurić, el mejor proyecto de alero serbio después de Bogdanović, sería precisamente el reemplazo perfecto que ha encontrado Obradovic en Fenerbahçe. Incluso el recambio de Jović, Vasilje Micić, sería adquirido por Zalgiris para jugar este año la Euroleague después de un rendimiento sorprendente en el Eurobasket. Sin hablar de nuestro Ognjen Kuzmić.
Tapado por toda esta diáspora serbia se encuentra Branko Lazić, el pegamento que unía todas las piezas del puzzle franjirrojo. Convirtiéndose en el capitán por deserción, pero siendo jefe legítimo de la grada más guerrera de Europa. Porque él es precisamente uno de ellos. El cambio perfecto de Simonović. El que baja el culo cuando debe para que el resto brille. El que grita al joven para que crezca cuanto antes y a la estrella para que no se acomode. El que utiliza su megáfono en pleno parquet para recordar que la grada también juega.
Pero el sentimiento de abandono pesa de alguna manera. Estrella Roja es el peor equipo de la Euroleague y quizá uno de los que peor imagen ha dado. Partidos perdidos con una gran diferencia de puntos donde el ataque no ha encontrado ningún camino y la defensa no llegaba a ninguna parte. Muchos cambios, empezando por el entrenador Alimpijević, aún novel en Europa. Llegan Rochestie, Antic, Jovanovic, Lessort… mucho que encajar. Y la Euroleague no perdona.
En ese sistema vuelve a entrar Branko Lazić. Quizá en la peor temporada en cuanto a números, el mayor sacrificado en un equipo que se encuentra aún perdido. El escolta serbio (Loznica, 1989) viene de un año fabuloso. Si bien a nivel deportivo acabó la temporada ganando Liga, copa serbia y Liga Adriática así como un papel notable en Euroleague, en Verano terminó siendo llamado por el seleccionador Sasha Djordjevic para defender la camiseta de Serbia. El mejor de los regalos para un jugador que creció admirando a Stojakovic, Djordjevic o Bodiroga, sobretodo un regalo para un jugador de equipo.
Pero Lazić no es sólo jugador de baloncesto. Bueno, o no es sólo un simple jugador de baloncesto. Es toda una estrella seguida incluso por la prensa rosa, que contaba en Primavera cómo el escolta (1’95 m.) estrenaba paternidad con una hermosa niña llamada Sarah. Alguien querido y seguido por una afición que venera a jugadores como él.
En definitiva hablamos de un jugador que defiende con carácter, de los que suelen tirarse a balones que tienen más de perdidos que otra cosa. Quizá porque él cree en recuperarlos, quizá porque sabe que levantará a la grada y subirá los decibelios en el Kombank Arena. Quizá porque sabe que es la manera de enseñar al resto del equipo que sólo así se podrá ganar a los más fuertes.
No es la primera vez que Estrella Roja se encuentra en una mala etapa. Más que nada porque es su forma de funcionar. Precisamente hace dos años visitaban al Real Madrid en lo que sería un partido deprimido. Luka Mitrović se lesionaba en la liga local de gravedad, cuando era una de las piezas claves de aquél equipo. Surgió la caída (98-71 en Madrid), el equipo perdía alma. Pero a mitad de temporada todo cambió entre crecimiento de jóvenes como Jović, adquisiciones como Quincy Miller y un jugador que escoltaba el crecimiento del conjunto. Que les otorgaba espacio para brillar mientras que él arrimaba el cuerpo, que era probable que pegara un poco de más, que sudaba. Y era aprobado por toda la afición, que se veían en su lugar, jugando.
No es un gran tirador de tres puntos (en lo que va de temporada lleva un desastroso 2/15) pese a que si lo requiere la situación es capaz de anotar desde el exterior (hasta este año ha rondado porcentajes del 40% de acierto). Tampoco es un director de juego aunque más de una vez ha ocupado esa posición para guiar con decisión. No es rápido por lo que no es un gran penetrador. Pero tiene una cosa: decisión y cuerpo. En ataque encuentra la manera de generar espacio a los mejores, bloquea fuerte para su posición. Y en defensa tiene un desplazamiento lateral más que válido. Unos brazos fuertes que sumados a su entendimiento del juego le llevaron a ser el quinto mejor ladrón de Europa (1.4 robos por partido).
Esto es de lo que hablamos. No del talento de Rochestie para devolver al equipo a la victoria. O de la técnica y fuerza de Lessort en pintura. Es probable que lleguen caras nuevas a Belgrado ya que son uno de los equipos que mejor se mueven en el mercado de Invierno.
Pero Lazić seguirá ahí, siendo capitán para todos, labor oscura de un equipo que necesita mucho espacio para crecer. Demasiado tapada pero tan valiosa que hasta llegó a sonar para algún equipo NBA. Quizá le provocara algo de frustración viendo como todos se fueron pero él se quedó, inigualable a ser capitán del Estrella Roja de Belgrado. Cabeza visible de un pequeño guerrero que vuelve a luchar contra el gigante Euroleague. Y además, estrella del rock para las revistas, papá orgulloso de su pequeña Sarah. Aquella que provoca legañas pero que ablanda el corazón de todo un luchador. De la pared que es más fuerte que LeBron. Jugadores así, siempre en nuestro equipo.
https://youtu.be/RsNMAqRtFwA
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