Ganador de tres Copas de Europa. Ha jugado cuatro Final Four. Y todo a sus 27 años. Porque da la sensación de que cuando uno va a hablar de Kostas Sloukas lo hace de alguien que está ya trillado de tantos años jugando, alguien que todo el mundo conoce porque desde el inicio de todas las temporadas nos amenazaba tan sólo con aparecer por una cancha.
Pero no, Kostas Sloukas tiene aún 27 años. Creció al lado de un Spanoulis cuya sombra le tapó tan sólo un instante. Aunque en cierta medida ese atisbo de sombra terminaba molestando. El escudero ideal, el secundario de lujo, el gregario perfecto. Sloukas mataba lo que Spanoulis dejaba agonizando. Todos sabíamos que Sloukas era especial pero fue Zeljko Obradovic el que sabía que era algo más y eso, en un proyecto como Fenerbahçe, valía mucho dinero.
Y se lo dio.
Porque Sloukas no era aquél gregario de lujo. Era un auténtico líder, uno de los mejores asesinos del ejército franjirrojo, aquél que nunca cae. Sloukas era, por enmarcar bien de quién estamos hablando, la Copa de Europa. Y claro que brillaba pese a Spanoulis, teñía partidos de rojo. Gritaba a la grada, levantaba al equipo de la letargia. Lo que hoy conocemos como el carácter Olympiacos, resurgió de su figura. Spanoulis era el líder perfecto, Printezis el interior que encaja. Pero Sloukas… eso lo sabía Obradovic mejor que nadie. Y se lo llevó a Turquía.
Y lo mejor de todo es que Sloukas no es titular. Talento por delante en la figura de Dixon (o Muhammed, como prefieran). Con la marcha de Bogdanovic ha venido otro líder natural como Brad Wanamaker. Guduric tiene dos años por delante para convertirse en lo prometido. Nunnally se está haciendo clave en los dos lados de la cancha, Vesely sigue siendo el cántico de los fanáticos, Datome el adorno, Melli el trabajo…
Sloukas es el General. Cuando el partido tiene que decidirse por Estambul, Obradovic siempre tendrá en pista al base griego. Es curioso que Sloukas parece un jugador tremendamente irregular en sus porcentajes de tiro, momentos del partido donde no acierta mucho en ataque. Pero cuando llega el momento de la verdad, servidor quien escribe jamás le vio fallar. Y si le vio fallar, con asombro se lo borró de la cabeza.
Y cuando más necesario es, como siempre, aparece. Este año, queriendo conseguir la más difícil de revalidar título y sin dos de sus mejores jugadores (a Bogdanovic se le suma Udoh), Kostas está siendo el mejor de su carrera: 10.7 puntos, 5.7 asistencias por partido. El tercer jugador más valorado del equipo (por detrás de Vesely y Wanamaker). Intentando no ser ya el jugador de los momentos clave sino el líder de todo un equipo como Fenerbahçe, el actual Campeón de Europa.
Por eso escribir sobre él, quizá. Porque cuando creemos que lo sabemos todo sobre alguien no deja de sorprendernos. Porque el juego cambia, puede fluir, progresar. Y es algo que a veces se nos olvida en este mundo loco de la pelota naranja. Y Sloukas es, con diferencia, uno de los jugadores que más ha cambiado cada año en las canchas europeas. Tanto, que tuvo que dejar Olympiacos para encontrar un sitio donde su figura pudiese crecer aún más.
Uno de nuestros asesinos. Quizá uno de los que más inquina al blanco le tienen, y mayor acierto. Y por ello, uno de nuestros favoritos. Siempre es bonito ganar, pero es mejor hacerlo sobre los que dan honor al ser derrotados.
(Actuación ante FC. Barcelona con 17 puntos y 5 asistencias).
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