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Klemen Prepelič | Un guerrero que danza baloncesto.

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Resulta difícil encontrar un aficionado madridista que no conozca a Klemen Prepelič (Maribor, 1992) y a la vez no se haya enamorado de él. Tampoco sería difícil encontrar un amante del baloncesto que no se haya dejado cautivar por este torbellino esloveno a no ser, claro, que no sea muy afín al equipo donde va a recalar.

Podríamos decir que el Real Madrid de Baloncesto ha vuelto a adelantarse al resto de clubes, una vez más, con la adquisición del escolta (1’91m.). Y lo hace con una maestría que si nos dicen hace ¿quince años? aún estaríamos riendo. No nos cansaremos de repetirlo. Cierto es que como toda apuesta y todo fichaje, está sujeto a un contexto lleno de incógnitas que se tienen que resolver a favor para poder calificar el fichaje de acertado en unos años. Pero si al terminar el Eurobasket hubiéramos podido despejar la incógnita X “¿quién desearías como reemplazo de Jaycee Carroll de todo lo que has visto?”, Klemen sería la respuesta. E igual que un título se tiene que celebrar una buena gestión, porque amigos, cuando falta esa gestión, vienen los Attruia del mundo y el desierto es largo, repetitivo y tedioso como la cuenta de Twitter oficial del CB Murcia.

¿Y quién es Prepelič ? dices mientras clavas en mi pupila tu pupila blanca. ¿Quién es Prepelič ? ¿Y tú me lo preguntas? Prepelič es Real Madrid.

Gritar, intensidad, carácter para el Real Madrid de Laso | FIBA Europe

Hace escasos tres días el nuevo número 25 blanco era presentado en las instalaciones del club, rodeado de diez Copas de Europa. En ella no sólo veíamos el jugador que ya sabíamos que era, sino que descubriríamos al chico que decidió que éste era el club de sus sueños: <<El Real Madrid es uno de los clubes más grandes del mundo. Mi sueño era venir al Real Madrid y he trabajado duro todos los días. Es un sueño hecho realidad y quiero saborear el momento, ya habrá tiempo de dar el 120%>>.

Trabajador brutal, algo que se nota cuando agarra el balón y se marca un objetivo en la cabeza. Lo hace con fuerza y con un bote firme, corriendo más como un tanque que como un Ferrari. Y en definitiva es esto de lo que vamos a hablar aquí ahora.

Prepelič de pequeño, el tercero empezando por la izquierda, abrazado por su ídolo Sani Bečirovič| Archivo familia Prepelič

Técnica.

<<En baloncesto sigo al equipo desde que llegó Louis Bullock. Es uno de mis jugadores favoritos>>. Sweet, el dulce Bullock que a todos nos deleitó -y maldecimos que le tocase cierta época- y que aún recordamos. Pachanga de barrio y quién no ha intentado tirar pareciendo un pañuelo de seda, penetrar como si levitara y fingir un contacto como si estuvieras interpretando el Lago de los Cisnes. El baloncesto hecho arte escénico. Pero, ¿recuerda Prepelič a Bullock? Sí y no.

Con él me pasa exactamente lo mismo que cuando intentábamos encasillar a Doncic en un estilo: <<es Bodiroga, no, es Kukoc, eh, eso es de Llull. Doncic se parece a Ginobili>>. Al final te dabas cuenta de que la capacidad de Luka era la de aprender con una facilidad tremenda: cogía lo que le gustaba y lo metía en su propio repertorio.

Cuando uno ve a Prepelič en pista tiene dos sentimientos encontrados pero fundamentados en ese mismo aprendizaje. Si algo queda claro es que es un tirador con una confianza enorme: eso lo demuestra la distancia a la que es capaz de tirar. Tenemos continuador en la mandarina, captador de fé en tiros pseudoimposibles que terminarán entrando como lo hicieron contra Serbia en toda una final del Eurobasket.

Serbia, atención. Probablemente una de las mejores y más comprometidas defensas del continente en el panorama selecciones. Aún recordamos ese triple en el segundo cuarto con Bogdan Bogdanović encima y a 9 metros de distancia del aro. Un triple que hizo agachar la cabeza al alero de los Sacramento Kings y a un Milosavljević que había intercambiado marca defensiva. Una locura de tiro, quizá un riesgo innecesario pero un riesgo que terminó ganando la final de un Eurobasket histórico para Eslovenia con 21 puntos y 4/8 en triples.

Alguien que sale del bloqueo y posiciona los pies y lanza el balón con una velocidad más que interesante… si quieres recambio a uno de los mejores tiradores de la historia de la Euroleague: Jaycee Carroll. Obviamente en Madrid no han visto en él a un tirador más, de hecho hay muchos. Han visto alguien que coge el balón después del bloqueo y se posiciona más que notable. Pero que también puede penetrar.

¿Cuándo no hemos visto a Jaycee penetrar y sacar del atasco al equipo con una bomba tras otra? Prepelič tiene ese paso potente hacia el aro, un tren inferior fuerte que más que velocidad le aporta esa fortaleza que hemos comentado anteriormente. Un jugador que más que escurridizo se hace farragoso. El tanque que busca el contacto del defensa mientras esconde la pelota y es capaz de anotar o de encontrar a alguien libre de marca.

Entrando a canasta ante un equipo tan físico como Francia | FIBA Europe

Porque recordemos cómo ha jugado Eslovenia. La falta de talento interior en la que sólo Vidmar era la referencia delimitó su juego a bloqueos y continuaciones que permitiese que el talento exterior y los 1vs1 funcionaran: no sólo Klemen, también Dončić, Dragić o incluso Anthony Randolph. Esa capacidad de bloqueo y continuación que con una roca como Vidmar permitía que Dragic o Doncic pasaran. Pero Prepelič no se quedaba atrás, con tres asistencias sería con Dragic el líder del equipo en la Final del Eurobasket. Recursos.

Actitud.

Porque si me permiten, y esto vuelvo a recalcar que es tremendamente personal, el bueno de Klemen Prepelič me recuerda a Arvydas Macijauskas en algo clave: la actitud. Torbellino, terremoto, maremoto. Da igual la forma si el resultado deja todo patas arriba. Capaz de funcionar con el balón en las manos, de captar la atención del equipo contrario y generar espacios que es capaz de utilizar. De ser un jugador de contacto que penetra y que cuando saca algo positivo se vuelve loco, gritando. Confiado. Esa actitud.

El de Maribor la tiene. Y tiene las bases para en los próximos cinco años evolucionar en su juego para convertirse en una referencia como la que se le presume. Obviamente tiene que mejorar mucho, lo que comentamos son cosas que se intuyen. Pero intuir cosas del segundo máximo anotador de una final de Eurobasket no está mal, ¿verdad?.

En París le ha faltado algo de regularidad. Quizá también necesite ese respaldo que tenía en un quinteto con Eslovenia que era, francamente, una delicia. Y que en Madrid lo va a tener.

Que ocupará no sólo el trono tan alto que dejará en algún momento Jaycee, sino que va a ocupar el de su compatriota Luka Dončić. Un Luka que deja un recuerdo inmejorable en Madrid. Ambos jugadores que ya son historia del Real Madrid Baloncesto.

Pero Klemen sabe lo que es trabajar duro porque para brillar siempre ha tenido que hacer un poco más que el resto. Desde que Nemanja Nedović en el europeo sub20 de Bilbao le trajera por el camino de la amargura tuvo que decidir ser un proyecto que se buscara la vida. Y lo hizo a trompicones desde los 20 años en Turquía -Banvit-, donde le costó horrores adaptarse a ese corto plazo turco, lejos de casa. Donde tuvo que volver a Ljubljiana (Union Olimpija), decidió saltar a Alemania -Oldenburg- y terminar en el baloncesto francés -Limoges y Paris-Levallois-. Un trayecto abultado para una edad tan temprana. Lo que nos habla de ese tipo de jugador que ha trabajado duro y a su arte le añadió experiencia. Y caídas, y golpes.

Prepelic con su pareja Tamara Teofilović en París, apoyo fundamental lejos de casa todos estos años | 24ur.com

Un Klemen Prepelič que adora el cuscús que Tamara Teofilović, su pareja y apoyo durante todos estos años, le prepara los días de partido. Alguien que aprendió de su padre Stanko Prepelič, también jugador de baloncesto y del ídolo de su infancia, el enorme Sani Bečirovič.  Hablamos de un tío que cuando le preguntan por la historia del Real Madrid te dice que en fútbol era fan de Zidane… y de Guti. Un genio, fan del barro y la seda. Un guerrero que danza baloncesto.

Bienvenido, te deseamos la mejor de las suertes.

 

(Foto de portada, Vid Ponikvar siol.net)

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