Una nueva edición de #ReversosBlancos, en esta ocasión dedicada al jugador más alto de la plantilla del Real Madrid Baloncesto: Edy Tavares.
Érase un jugador condicionado
por una humanidad superlativa.
Pívot, dominante a la defensiva,
al que el sueño americano dio de lado.
Érase un madridista descarriado.
Érase faro y tormenta a la deriva.
Érase teoría evolutiva
en la piel de un león desenjaulado.
Era un muro construido en granito;
un cazador, de su presa, a la espera.
Era un Kraken de brazos infinitos.
Era gigante, unicornio, quimera:
la sublimación de todos los mitos.
Érase un Ícaro anclado a la tierra.
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